El Banco Central de Grecia advirtió ayer que el país enfrenta una "crisis incontrolable" que podría obligarlo a abandonar la Unión Europea (UE) si su gobierno no acuerda pronto un nuevo rescate con sus acreedores.

Pero la multitud de jóvenes reunidos fuera del Parlamento esa tarde tenía un mensaje diferente para su desafiante primer ministro: que se mantenga firme, cueste lo que cueste.

Desilusionados y deprimidos por los años de austeridad que les diezmaron sus perspectivas de trabajo y redujeron su respaldo financiero, los jóvenes que respaldan al partido gobernante Syriza quizás no pidan abiertamente la salida del país de la moneda única europea, pero están preparados para aceptar las consecuencias desconocidas de esa medida si la otra única alternativa es más de lo mismo.

"Si hay que elegir entre más austeridad o caos, prefiero el caos", afirmó Iasonas Schinas, miembro de la Juventud de Syriza.

El desempleo entre los griegos menores de 25 años ronda el 40%, casi el doble del promedio de la UE. Como ocurre con otros rincones de Europa afectados por la crisis, los jóvenes se vieron obligados a soportar la humillación de vivir con sus padres y depender del dinero que éstos puedan darles, lo que demora sus planes de matrimonio o de emigrar en busca incluso de trabajo doméstico. Para muchos, la culpa de eso la tienen las medidas de austeridad impuestas por Bruselas.

"En los últimos cinco años, destruyeron nuestras vidas. Así que ahora no tenemos nada que perder. Asi que estamos tranquilos", explicó Schinas en medio de los cánticos, discursos feroces y canciones de protesta provenientes de los parlantes de la plaza principal de Atenas.

Junto con sindicatos del sector público, la juventud griega ha sido un pilar de apoyo a Tsipras, que llegó al poder en enero con la promesa populista de poner fin a la austeridad vinculada al rescate del país.

A medida que llega a su fin el estancamiento en las negociaciones con los acreedores, las advertencias sobre los controles de capital y defaults de deuda están generando inquietud en todo Europa. Sin embargo, los jóvenes de Syriza siguen tranquilos y convencidos del rumbo que tomó Tsipras. Muchos creen que el resto de Europa salvará a Grecia.

Tsipras prometió no ceder ante las exigencias de los acreedores internacionales, que quieren más recortes del gasto y mayor recaudación a cambio de financiamiento de emergencia.

Con esa arriesgada política disminuyeron las esperanzas de alcanzar un acuerdo que brindaría a Grecia liquidez para cumplir con los próximos pagos al Fondo Monetario Internacional y al Banco Central Europeo por 5.000 millones de euros. Eso eleva las probabilidades de default que hasta el banco central del país advirtió que derivaría en un "doloroso camino" hacia la salida de la eurozona y "más probablemente" de la UE.

"Con la salida de un país se destruye la confianza en el sistema. Si uno se va, todos podrían empezar a irse", aseguró Costas Stavrou, otro miembro de la Juventud de Syriza. "Están fingiendo. Saben que sus problemas serán mayores", agregó.

"Si no pagamos, el resto del Europa tendrá un problema, no nosotros", dijo Schinas.

Petros Markopoulos, director de Juventud de Syriza a cargo de las relaciones internacionales, sostiene que es imposible de predecir el daño que provocaría una salida griega de la eurozona, ni hablar de prepararse para las consecuencias.

Syriza llegó al poder en enero de este año con un abrumador apoyo de los jóvenes griegos. Cualquier decisión de Tsipras que implique no cumplir con sus promesas populistas a cambio de asistencia financiera extranjera podría poner en serio peligro su posición.