Un político sale por la puerta. Un periodista pone el micrófono cerca de su boca. El político articula algo. Los mercados se mueven. "La vida se volvió rudimentaria para los mercados financieros europeos cuando la crisis de deuda de la zona euro estalló", dijo John Phizackerley, director general de operaciones europeas de Nomura.

Paralizados por la incertidumbre y los pasos en falso de los líderes de la eurozona, los volúmenes operados de acciones cayeron abruptamente. Estas noticias políticas y económicas influyen cada vez más sobre los mercados de acciones y bonos, desalentando a los operadores, quienes en otras circunstancias hubieran buscado oportunidades rentables a partir de tendencias no relacionadas con la eurozona.

Los volúmenes de las principales acciones en el índice Eurofirst 300 cayeron más de 45% con respecto al pico alcanzado en la segunda mitad de 2007. Y no son solo los mercados europeos los que cayeron. A pesar de que 2013 arrancó con un crecimiento en los precios de las acciones, los volúmenes operados en Estados Unidos siguen siendo bajos y las operaciones diarias cayeron 40% desde el primer semestre de 2009.

El volumen de negocios en los mercados cambiarios y de crédito también se tambaleó en los últimos años. Las mediciones de la volatilidad de los mercados - cuánto varía el precio de las acciones - se redujeron mientras que los "índices de correlación", que reflejan cómo las diferentes clases de activos suben y bajan, aumentaron. "Un cierto grado de hastío se ha apoderado de los mercados", dijo Stacy Williams, estratega de HSBC.

Tras la depresión económica global causada por la aparentemente temeraria actividad en los mercados financieros, un período de calma parecería ser bienvenido. Pero los mercados moribundos traen malas noticias para los empleados bancarios. "A los inversores individuales les espera una montaña rusa en términos de volatilidad que no están preparados para enfrentar", advirtió Andrew Lo, profesor de Finanzas en la Escuela de Administración Sloan del Instituto Tecnológico de Massachusetts con sede en Boston.

Históricamente, las bajas tasas de interés orquestadas por los bancos centrales hicieron difícil que los inversores obtuvieran retornos decentes. Los mercados estáticos con pocas ofertas de compra y venta hacen aún más complicado poder obtener ganancias. El riesgo es que los mercados financieros no cumplan su función de fomentar la creación de empleo y la prosperidad a través de la asignación eficiente de capital a la economía real. El hecho de que dichas tendencias se reviertan también determinará la situación del mundo financiero post-crisis.

"El problema se materializará cuando veamos la pérdida del apetito de riesgo y tengamos un 'ajuste discontinuo' como dicen. En otras palabras, podría ser atroz", señaló Mark Cliffe, economista principal de ING, el banco holandés.

Las diferentes crisis que tuvieron lugar durante los últimos años en la eurozona y en otros lugares no fueron el único factor que debilitó la actividad de los mercados financieros globales. Las medidas adoptadas por los bancos centrales, tales como la "emisión monetaria" de la Reserva Federal de EE.UU. o las inyecciones de liquidez a gran escala realizadas por el Banco Central Europeo, estabilizaron las economías pero no lograron fomentar mucho el crecimiento.

"Los volúmenes de los mercados cambiarios están muy correlacionados con las operaciones globales", explicó Gil Mandelzis, CEO de EBS, la plataforma de operaciones. "El año pasado las operaciones giraron en torno a algunos hechos muy significativos, generalmente noticias de algo relacionado con la crisis". Según datos de EBS, los volúmenes de transacciones en mercados cambiarios electrónicos fueron casi 30% más bajos en el segundo semestre del año pasado que en el mismo período en el año 2006, antes del estallido de la crisis financiera.

El crecimiento económico deficiente también ha hecho que menos empresas salgan a bolsa. El valor de las ofertas públicas iniciales europeas cayó casi dos tercios el año pasado, con respecto a 2011, a u$s 14.000 millones, según datos de Dealogic. Con una menor oferta de acciones y la recompra de acciones por parte de las empresas, el comercio en los mercados ha caído inevitablemente.

Otro factor que ha contribuido a la contracción de los mercados es la avalancha de regulación tendiente a hacerlos más seguros. Los bancos tienen que mantener más capital para operar; en los mercados de bonos corporativos, los inversores temen que los bancos hayan reducido su creación de mercado en tal medida que sería difícil vender si la confianza se revirtiera de repente.

Los reguladores exigen que las operaciones en derivados, tales como los CDS, que proporcionan protección contra el riesgo de incumplimiento de deuda, sean respaldadas por garantías adecuadas. Las operaciones globales en CDS cayeron cerca de 18% en comparación con el nivel registrado a mediados de 2010, según datos de la firma Depository Trust & Clearing Corporation.

Otros factores similares explican el incremento en los índices de correlación de mercados. Todos los mercados se han concentrado en las mismas cuestiones: actualmente, en sí las economías avanzadas del mundo son capaces de recuperar el crecimiento sólido. "Existen buenas razones para que las correlaciones sean altas. Las acciones, los bonos y las divisas suben y bajan al mismo tiempo porque dependen de la recuperación global", dijo Williams. El índice "risk-on, risk-off" de HSBC, que mide el grado de correlación entre activos a nivel global, sigue siendo elevado a pesar del repunte de las acciones que tuvo lugar este año.

Un tema aún más controvertido es si las correlaciones aumentaron debido a las operaciones computarizadas "de alta frecuencia" realizadas en fracciones de segundos. La tecnología impulsó los modelos de negocios de bajo margen y alto volumen basados en la explotación de tendencias a corto plazo y erosionó las diferencias entre los distintos productos financieros a través del desarrollo de productos complejos que eliminan las distinciones tradicionales.

Los operadores de alta frecuencia, sin embargo, niegan que sus algoritmos informáticos tengan el efecto de empujar a todos los mercados en la misma dirección. "Si en realidad fuésemos capaces de generar correlaciones y sacar provecho de las mismas, estaríamos ganando infinitas cantidades de dinero, pero no es así", señaló Remco Lenterman, gerente general de IMC, una firma de operaciones de alta frecuencia, quien habló en representación del sector.

Sean cuales fueren las causas exactas, la mediocridad de los mercados afectó los puestos de trabajo en finanzas. El empleo en el sector financiero mayorista de Londres caerá a 237.000 este año, un tercio menos que el pico alcanzado en 2007, según el Centro de Economía e Investigación en Negocios del Reino Unido. Sin embargo, la lección que se puede aprender de la crisis es que los niveles de felicidad de los funcionarios bancarios no necesariamente se correlacionan en forma positiva con las expectativas de crecimiento económico futuro. "Los factores que preocupan a los bancos en general son buenos para nosotros. Son las cosas que no inquietan a los bancos aquellas de las que nos tenemos que cuidar", comentó Andrew Smithers, fundador de Smithers & Co, los asesores económicos.

Si los bajos volúmenes implican condiciones de operación más estables, esto lógicamente sería una buena noticia para los "usuarios finales" de los mercados de capitales. Una mentalidad "risk-on, risk-off" podría crear oportunidades para los inversores activos que se toman el tiempo de analizar aquellos factores fundamentales que deberían determinar los precios de los bonos o de las acciones en el largo plazo. "Esto sugiere que se está valorando mal. Si el modelo de valoración es bueno y se aplica seriamente, entonces las correlaciones en aumento constituyen una gran oportunidad", afirmó Paul Woolley, miembro senior de la Escuela de Economía de Londres.

Sin embargo, los funcionarios de la banca y el sector financiero están seguros de que sus problmas afectan al resto de la economía. "Las economías se benefician de mercados de capitales transparentes, líquidos y viables", dijo Phizackerley de Nomura. "Queremos que Europa vaya cabeza a cabeza con EE.UU. y Asia. No queremos que quede relegada", agregó el director.

Aún si las mayores correlaciones crean oportunidades para los inversores activos a largo plazo, es más difícil justificar el costo inmediato de la exhaustiva investigación en este entorno. Los inversores se sienten cada vez más atraídos por los fondos cotizados en bolsa o ETF de bajo costo como una forma más económica de seguir las tendencias del mercado. Las correlaciones más altas entre distintas clases de activos hacen más difícil diversificar las carteras, una estrategia tradicional para mejorar el equilibrio entre riesgos y beneficios. Si eso hace que los inversores se vuelvan más reticentes, los flujos de capital a la economía real serían aún más limitados.

Una preocupación mayor es que los mercados estén simplemente disfrutando de un período de calma antes de la próxima tormenta. El aumento de las correlaciones no es un problema en sí mismo, "es la razón por la cual han aumentado las correlaciones por lo que hay que preocuparse", argumentó Smithers. "Lo realmente peligroso en este momento es que las políticas de los bancos centrales están aumentando el riesgo de otra crisis", agregó.

Afirmar que se avecina una nueva tempestad parece extraño cuando los mercados bursátiles mundiales están disfrutando un alza en los precios y cuando las mediciones de volatilidad del mercado han caído. El índice CBOE Vix, la medición insignia de Wall Street de la turbulencia esperada en los mercados estadounidenses apodada el 'índice de miedo' de Estados Unidos se mantuvo sorprendentemente bajo el año pasado aun cuando la crisis de la eurozona se intensificó y EE.UU. enfrentó su crisis fiscal. Este año, ha caído a niveles no vistos desde antes de que la crisis financiera estallara.

Pero el índice Vix y VSTOXX, su equivalente europeo, que se han comportado de manera similar, miden los niveles de volatilidad implícita que se esperan solamente durante el siguiente mes. Las mediciones de la volatilidad de mercado esperada durante períodos más largos son notablemente más altas.

Robert Brown, presidente del comité de inversión global de la consultora Towers Watson, que asesora fondos de riqueza soberana, dijo: El nivel real de la verdadera volatilidad con respecto al riesgo político y económico global es superior a lo que se refleja en la volatilidad del mercado a corto plazo. El peligro es que la gente se deje llevar por una falsa sensación de seguridad.

Hay muchos posibles acontecimientos que podrían desencadenar nuevas turbulencias, desde impactos inesperados en la economía global hasta retrocesos en la eurozona, EE.UU. u otros lugares. Otra preocupación es que, a pesar de todos sus esfuerzos, los reguladores no hayan conseguido hacer que el sistema financiero sea más seguro.

Traducción: Natalia Alvarez