La extraordinaria intervención de los gobiernos apuntada a contrarrestar el impacto económico del Covid-19 está colocando la deuda mundial en niveles cercanos a los máximos registrados en la segunda guerra mundial, señalan en Goldman Sachs.

Los economistas sostienen que eso plantea grandes interrogantes sobre cómo se repartirá la carga del servicio de esa inmensa deuda; cómo afectará la resultante mayor emisión de bonos en los mercados; y cuál será el impacto a largo plazo en el crecimiento económico. Algunos de esos efectos secundarios ya se observan. En abril, la agencia de calificación crediticia Fitch bajó la nota a Italia debido a que está en duda la sostenibilidad de sus deudas, que se prevé que aumenten este año a más del 150% de su PBI.

El economista de Harvard Kenneth Rogoff ha escrito mucho sobre cómo influye la deuda excesiva en las crisis financieras. Sin embargo, en este caso considera que el endeudamiento es necesario.

"No tendría ningún problema si quienes definen las políticas implementaran las mismas medidas dos veces si eso significa salir de ésta de una sola pieza", dijo Rogoff a Goldman.

En los últimos años, varios economistas -entre ellos Atif Mian, Ludwig Straub y Amir Sufi- han argumentado que las crisis financieras no son el único riesgo que plantean los altos niveles de deuda en relación al PBI. Las deudas enormes también son un lastre para el crecimiento económico, porque los deudores que pagan los intereses y los acreedores que los cobran utilizan su dinero de manera diferente.

Los tomadores de deuda tienden a ser menos ricos, por lo que cuando reciben un dólar adicional, tienden a gastarlo. Eso crea demanda, y estimula la inversión para satisfacer esa demanda.

Los prestamistas en general son ricos, o son gobiernos de países con exceso de ahorro como Alemania y China. Quienes otorgan crédito tienden a ahorrar los dólares que reciben, lo que aumenta la superabundancia de ahorro mundial, en lugar de estimular la demanda o la inversión. Eso provoca que bajen las tasas de interés, lo que fomenta aún más el endeudamiento. Y así continúa el ciclo: la deuda aumenta, la demanda disminuye y el crecimiento se desacelera.

"Esa tendencia constante en el largo plazo es insostenible porque hará que [el mundo] se convierta en algo similar a Japón, con un crecimiento inferior al promedio", aseguró hace poco Sufi a Financial Times.

Traducción: Mariana Oriolo