El fuerte incremento en los costos del endeudamiento portugués tras el titubeo de la coalición del gobierno de Pedro Passos Coelho podría forzar a la UE y el FMI a entrar en una discusión que hasta ahora creían posible postergar varios meses: ¿necesitará Lisboa un segundo rescate?
Gracias a la recuperación que el año pasado tuvieron los bonos de toda la eurozona, Lisboa pudo superar el mayor inconveniente inmediato que podría haberlo obligado a buscar más ayuda: un bono de 10.000 millones de euros a pagar a fines de septiembre.
A fines de 2012, Lisboa pudo canjear una deuda de 3.800 millones de euros por bonos con mayor vencimiento, y a principios de este año logró recurrir al mercado para captar casi todo el resto: en enero tomó deuda por 2.500 millones de euros a menos de 5% en una subasta de bonos a cinco años, y con la venta de bonos a diez años en mayo recaudó 3.000 millones de euros a 5,7%.
En términos de liquidez y financiamiento, Portugal está en buena posición, explicó un alto funcionario de la UE ayer. No tenemos ningún temor para todo 2013, agregó.
Pero si bien el obstáculo de la financiación de corto plazo quedó atrás, hay otro mucho mayor por delante. Después del último pago de préstamo, Portugal habrá recibido 66.000 millones de euros del rescate a tres años por 78.000 millones de euros. El programa vence a fines de mayo de 2014, lo que genera lo que se convirtió en la eterna polémica con los rescates de la eurozona: el FMI sólo puede distribuir sus préstamos si está colocada financiación a 12 meses.
Según el último informe del FMI sobre Portugal, emitido el mes pasado, en 2014 Lisboa espera recaudar 15.800 millones de euros en el mercado de bonos, una gigantesca tarea si las tasas de endeudamiento se mantienen en los nuevos niveles de 8%.
Tras terminar 2012 con una formidable cantidad de depósitos (15.000 millones de euros), las autoridades tienen recursos adecuados para cubrir las necesidades de financiación de los próximos 12 meses, señaló el FMI. El mayor apoyo de los socios europeos seguirá siendo importante para superar los desafíos que implica el resto de la financiación de mediano plazo, agregó. Si bien la proporción de las cuentas con dinero real se incrementó en la emisión de bonos de mayo, este es un recordatorio de que las grandes necesidades de mediano plazo que tiene Portugal todavía podrían ser un desafío.
En una señal del nivel de preocupación del FMI, el informe pide al Banco Central Europeo que permita a Lisboa acceder a su nuevo programa de compra de bonos soberanos, pese a que el presidente del BCE Mario Draghi dejó en claro que los países con rescates no están habilitados.
En otras palabras, el FMI está diciendo que si Lisboa no puede recaudar dinero en 2014, la Unión Europea tendrá que cubrir la brecha.
