Cinco grandes compañías estadounidenses acordaron revelar más detalles sobre sus aportes políticos en respuesta a la creciente presión que los inversores ejercen sobre los directores para que expliquen cómo usan los fondos de los accionistas para influir en campañas y candidatos.
Los acuerdos de divulgación que han firmado Ameriprise Financial, Chubb, Mondelez International, MSCI y Tractor Supply representan un significativo avance para los defensores del gobierno corporativo, quienes usaron la amenaza de los votos en las asambleas anuales de accionistas para extraer información adicional a las compañías.
"Hemos participado en muchos de los diálogos y puedo asegurar que las empresas están preocupadas por cómo crece el riesgo reputacional debido al gasto político en el actual escenario político híper polarizado", dijo Bruce Freed, presidente del Centro para la Responsabilidad Política.
El gasto corporativo en las elecciones y en grupos de lobby se volvió más polémico desde que la atención giró hacia el apoyo que dan las compañías a candidatos y causas que más dividen al electorado estadounidense, que está cada vez más fracturado.
Publix, la cadena de supermercados, el año pasado suspendió sus aportes políticos después de que hubo protestas por sus donaciones a Adam Putnam, el candidato a gobernador de Florida que se había descripto como un fervoroso partidario del derecho a portar armas antes de un mortal tiroteo en una escuela secundaria de Parkland.
De manera similar, varias compañías incluyendo Intel y Purina retiraron su apoyo financiero a Steve King, un legislador de Iowa, después de que expresó su respaldo al nacionalismo blanco, mientras que Walmart y AT&T se encuentran entre aquellas que pidieron la devolución de sus aportes después de que la senadora de Mississippi Cindy Hyde-Smith le restó importancia a un linchamiento.
La creciente presión proviene de los grandes inversores institucionales, de los consumidores y campañas por los medios sociales, explicó Freed. Las resoluciones de divulgación presentadas durante la temporada de asambleas recibieron el apoyo de 34% de los inversores en promedio, comparado con el 9% de 2005. "Cuando la votación es sólida, las compañías lo toman como un fuerte mensaje", señaló Freed.
