A medida que llega a su fin el enfrentamiento multimillonario de Argentina con los holdouts, las organizaciones globales tratan de diseñar un plan que impida una repetición de dicha situación.
Durante los últimos seis meses, los emisores de deuda, intermediarios del mercado e inversores han analizado una nueva idea que haría más difícil que pequeños números de recalcitrantes acreedores no entren en los canjes de deuda ofrecidos por países muy endeudados.
Al igual que los términos pari passu y fondos buitre, los holdouts se convirtieron en sinónimo de la crisis de deuda argentina.
La exitosa pelea que mantienen los inversores en los tribunales norteamericanos no sólo tuvo ramificaciones para Argentina, sino que también podría dificultar la resolución futura de acuerdos de deuda soberana. "Argentina reavivó el temor a que los holdouts puedan afectar las reestructuraciones de deuda", afirmó Anna Gelpern, profesora en Peterson Institute for International Economics.
La Asociación Internacional de Mercados de Capitales (AIMC), cuyos miembros incluyen emisores, administradores de activos e intermediarios, sugirió que la mejor solución a este problema es obligar a los holdouts a acatar los canjes de deuda si la mayoría de los inversores aceptan los términos.
Las denominadas "cláusulas de acción colectiva" no son nuevas. Actualmente, la mayoría de ellas exigen que el 75% de los bonistas acepten los términos de una restructuración de bonos soberanos para que los holdouts se vean obligados a también aceptarla. Y en cada vencimiento se debe votar a favor de la propuesta.
Pero se dice que con ese porcentaje, los acreedores holdouts igual pueden bloquear el canje. La AIMC propone que con una sola votación para toda la deuda soberana de un país, se pueda aprobar una reestructuración, sin que haya votaciones dentro de cada vencimiento.
Esta votación agregada obligará a todos los inversores a cumplir con los términos de un canje de deuda.
No hay que mirar muy atrás para ubicar el germen de esta idea. En 2012, la mayor reestructuración de deuda soberana de la historia permitió a Grecia reducir en 100.000 millones sus obligaciones. Pero no se incluyeron todos los bonos. No se canjeó una cantidad de bonos regidos por derecho extranjero porque no hubo suficientes bonistas que aceptaran. "La experiencia en Grecia fue alarmante para el sector oficial", señaló Leland Goss, director de AIMC. Si los holdouts hubieran podido bloquear la reestructuración, podría haber aumentado el riesgo de contagio en la zona euro.
Desde 2013, los emisores de bonos en la eurozona deben incluir cláusulas de acción colectiva que requieran una aceptación de dos terceras partes de los bonistas.
Algunos analistas sostienen que estas discusiones son mayormente académicas y que pasarán décadas antes de que los bonos con las nuevas cláusulas representen la mayor parte del mercado.
