Si un mercado deja de subir, dice una vieja máxima de los operadores, es porque bajará.
El oro no registra alzas desde septiembre de 2011, cuando tocó el récord de u$s 1.920 la onza troy. Pero ayer lo que había sido un mesurado descenso se convirtió en un derrumbe. El metal precioso retrocedió más de u$s 100 la onza en cuestión de horas y llegó a u$s 1.355, su nivel más bajo en dos años. Se trata de la caída más pronunciada desde fines del último mercado alcista de los años ochenta.
La seriedad del derrumbe, que no sólo afectó el oro sino que también arrastró a otros metales preciosos y commodities a su paso, sorprendió a muchos inversores que apuestan al oro en el largo plazo.
Jonathan Spall, director de metales preciosos en Barclays, contó que esta caída tomó desprevenida a mucha gente por la rapidez con la que se movió el mercado.
Los operadores señalaron que en las últimas semanas empezó a tomar fuerza un clima negativo en el mercado de oro. Los inversores ya habían perdido interés en el metal precioso a principios de año, porque veían mejores oportunidades en los mercados de acciones debido a las señales de recuperación en Estados Unidos. Los fondos de oro cotizantes sufrieron una salida de u$s 9.200 millones en los primeros tres meses de 2013.
Más recientemente, pese a una serie de noticias supuestamente positivas, el oro no se recuperó.
Con la crisis de Chipre regresaron los temores sobre la eurozona. Crecieron las tensiones con Corea del Norte y los datos económicos de Estados Unidos empeoraron, sin embargo el metal precioso no se movió. El problema fue que en las últimas semanas el oro no pudo recuperarse frente a factores que uno consideraría alcistas, explicó David Rose, director de operaciones con metales en HSBC.
Luego, la semana pasada se supo que Chipre había acordado vender unas 10 toneladas de oro de sus reservas como aporte a un rescate internacional , lo que generó una ola de temores entre los operadores de lingotes que previamente habían asumido que las reservas de oro de la eurozona estarían vedadas.
Por lo tanto, cuando los precios comenzaron a descender el viernes, pocos inversores salieron a comprar.
En el corto plazo, sostienen los operadores, el piso del mercado probablemente dependerá de la solidez de las compras realizadas por consumidores físicos como India y China, y también por los bancos centrales de economías emergentes que siguen acumulando oro.
No obstante, si bien la demanda de India trepó en los últimos años en respuesta a la caída de los precios, la demanda proveniente de China se mantiene contenida, aseguran los operadores.
John Paulson, uno de los inversores en oro más prominentes, sigue creyendo que la expansión de los balances de los bancos centrales en EE.UU., Japón, Suiza y Reino Unido, provocará mayor inflación y elevará los precios del oro.
