En el corazón de la provincia de Zamora, donde el río Duero traza la frontera natural con Portugal, yace Salto de Castro, un pueblo que desde 1989 permanece en silencio.
Construido en 1946 por Iberduero (hoy Iberdrola) para alojar a los trabajadores de la presa de Castro, este enclave fue abandonado tras la automatización de la central hidroeléctrica. Ahora, este rincón de la España vaciada podría renacer gracias a la visión de un empresario estadounidense.
Jason Lee Beckwith, tras sufrir tres infartos y replantearse su vida, decidió invertir 310.000 euros en la compra de Salto de Castro. Su objetivo es convertir el pueblo en un complejo turístico que respete el entorno natural y la arquitectura original.
"No me traigo California a Zamora, la dejo atrás y mi vida estará en España", afirmó Beckwith en una entrevista con El País, indicando también que planea residir en la zona a finales de 2025.
Un proyecto ambicioso en un entorno protegido
El plan de Beckwith contempla la rehabilitación de las 44 viviendas existentes, la iglesia, la escuela, el bar, la piscina y otras instalaciones para ofrecer alojamiento, restauración y actividades culturales.
Además, se prevé la creación de espacios para nómadas digitales y viviendas de alquiler a largo plazo. La inversión estimada para llevar a cabo este proyecto oscila entre cuatro y siete millones de euros.
Salto de Castro se encuentra dentro del Parque Natural de Arribes del Duero, una zona protegida por la UNESCO como reserva de la biosfera. Por ello, cualquier intervención debe cumplir con estrictas normativas medioambientales.
Beckwith ha expresado su compromiso con la conservación del entorno y la integración del proyecto en la comunidad local.
Reacciones encontradas ante la iniciativa
La propuesta ha generado opiniones divididas. El alcalde de Fonfría, Sergio López, ha manifestado su apoyo al proyecto, destacando su potencial para revitalizar la zona y crear empleo local.
Sin embargo, organizaciones ecologistas han expresado su preocupación por el impacto que podría tener el complejo turístico en el ecosistema del parque natural. Proponen alternativas como una gestión pública orientada al turismo sin pernoctación para minimizar las afecciones al medio ambiente.
Beckwith, por su parte, insiste en que su proyecto será inclusivo y accesible para todos los públicos. "Haré posible que la gente de la zona traiga a sus familias a nadar en la piscina y hacer un pícnic. Todos serán bienvenidos en mi villa", asegura.
Un símbolo de esperanza para la España vaciada
La historia de Salto de Castro refleja el desafío de la despoblación en muchas zonas rurales de España. La iniciativa de Beckwith podría convertirse en un ejemplo de cómo la inversión privada, cuando se realiza con sensibilidad y respeto por el entorno, puede contribuir a la recuperación de estos lugares.
Mientras el proyecto avanza, Salto de Castro se perfila como un símbolo de esperanza y renovación, donde el pasado y el futuro se entrelazan en un paisaje de singular belleza.