

Aunque no figure entre los destinos más concurridos de España, Soria guarda en sus pueblos un patrimonio que merece ser descubierto. La provincia ofrece escapadas únicas en cualquier época del año. Lugares como Burgo de Osma, Calatañazor o Medinaceli suelen llevarse el protagonismo, pero también existen pequeñas joyas menos conocidas que sorprenden al viajero, como es el caso de Caracena.
Este diminuto municipio conserva un valioso legado medieval, en el que sobresale su imponente castillo, considerado uno de los mejor preservados de la región.

El pueblo de 14 habitantes que esconde dos iglesias románicas, un puente medieval y un imponente castillo del siglo XII
Recorrer Caracena es como viajar en el tiempo y perderse entre un laberinto de calles que desembocan en un valioso conjunto monumental. A cada paso aparece una muestra de su rico patrimonio, presente en cada rincón del pueblo.
La visita puede comenzar en la Plaza Mayor, corazón de la localidad y rodeada de sólidas casas de piedra. Allí se alza el Rollo o picota de Caracena, una construcción barroca que impone por su presencia. En una de las esquinas, además, aún se conserva el edificio de planta cuadrada que en otros tiempos sirvió como cárcel.
Uno de los mejores ejemplos del románico soriano
En un lugar tan pequeño y actualmente habitado por tan solo 14 vecinos, se pueden admirar tantas joyas patrimoniales. Una de ellas es la Iglesia medieval de San Pedro Apóstol, que se encuentra camino del castillo y está declarada Monumento Histórico Artístico Nacional.

De aspecto fortificado, está considerada uno de los grandes ejemplos del románico soriano gracias a su preciosa galería porticada y las magníficas esculturas de sus capiteles silenses. Por supuesto, tampoco hay que pasar por alto otro templo medieval, también románico: la iglesia de Santa María de la Asunción.
¿Cuál es la joya de Caracena?
Levantado en el siglo XII, este castillo se erige como una de las fortalezas medievales más destacadas de la provincia de Soria. Aunque hoy se conserva en estado de semi-ruina, aún deja ver la fusión de elementos arquitectónicos musulmanes y cristianos que marcaron su construcción.
Su estructura está formada por dos recintos, con un núcleo central protegido a su vez por una muralla exterior. Situado en lo alto de un cerro, ofrece unas vistas espectaculares.












