

La ciudad de Madrid cuenta con cafés que han sido testigos silenciosos de debates, tertulias y revoluciones culturales. Cuando uno de esos espacios acumula más de un siglo de historia, su clausura genera un impacto notable en el tejido urbano y emocional de la ciudad.
El Café Gijón, un icono de la vida intelectual madrileña desde 1888, ha cerrado sus puertas tras ser vendido a un grupo empresarial. La noticia marca el fin de una era para generaciones de escritores, artistas y ciudadanos que encontraron en sus mesas un punto de encuentro insustituible.
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Un adiós familiar para dar paso a una nueva etapa
La familia Escamilla, propietaria del Gijón desde hace generaciones, ha vendido el local al Grupo Cappuccino, una cadena con presencia en el ámbito gastronómico de lujo.

Según el anuncio oficial, el café cerrará sus puertas hasta enero para llevar a cabo reformas en cocina y servicios, aunque se comprometen a mantener la identidad literaria del lugar.
En un comunicado conjunto, la nueva gestión asegura que trabajará para conservar la esencia del local, con reformas que no borrarán su carácter histórico.
Para los clientes habituales, este cierre repentino ha llegado como un golpe. Muchos evocan haber frecuentado sus mesas desde jóvenes, escuchando debates, presentaciones literarias y tertulias que marcaron épocas.
El legado literario de este café madrileño
Durante décadas, el Café Gijón ha sido más que un local; fue eje de movimientos culturales, foro literario, punto de partida para novelistas y lugar de tribuna para voces emergentes.
Por sus espacios han pasado nombres como Camilo José Cela, Fernando Fernán-Gómez o Francisco Umbral. Es por ese motivo que el Ayuntamiento de Madrid lo reconoció como espacio de interés cultural general, lo que refuerza su valor simbólico en la ciudad.
Con este cambio, el Gijón no solo se enfrenta a cambios estructurales, sino a la prueba de integrar lo antiguo con lo renovado. La nueva etapa puede redefinir su funcionamiento -por ejemplo, combinando restaurante gourmet con espacio de tertulia-, o reforzar su legado literario.
Quienes lo defienden como parte del patrimonio cultural temen que los detalles comerciales borren la textura de lo genuino. Pero quienes aceptan la transformación esperan que el Gijón recobre vitalidad sin perder sus raíces.
Más cierres que alteran el mapa cultural madrileño
El cierre del Café Gijón llega en un momento de múltiples desafíos para los espacios culturales en la ciudad de Madrid.
El Café Central, un templo del jazz en la Plaza del Ángel, había anunciado su cierre definitivo para el 12 de octubre de 2025, tras 43 años de actividad continua. Sin embargo, su equipo legal halló un resquicio para prolongar la actividad hasta final de año, mientras se negocia una nueva sede.

Estos episodios recuerdan que los cafés no son solo locales comerciales: son nodos simbólicos en la trama urbana de la memoria colectiva. Cuando uno de ellos se apaga, se desvanece un rincón del tejido social.
Para Madrid, la despedida temporal del Gijón y la incertidumbre frente al Central es un llamado urgente a proteger esos recintos que hacen historia con palabras, música y presencia.












