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Hace unos días, la influencer española María Pombo generó debate en redes sociales al afirmar que "hay que superar que hay gente a la que no le gusta leer". Además, sostuvo que quienes disfrutan de la lectura "no son mejores" que los demás, en un mensaje dirigido a sus millones de seguidores.

La polémica puso sobre la mesa una pregunta de fondo: ¿realmente leer cambia el cerebro? ¿Existe una diferencia entre quienes leen de manera habitual y quienes no lo hacen? Para responder a esta cuestión, el programaA vivir convocó al neurobiólogo Héctor Ruiz, especialista en memoria y aprendizaje, que dio claves científicas sobre cómo influye la lectura en nuestra mente.

Según explicó Ruiz, no basta con analizar la lectura como un concepto único, ya que involucra múltiples dimensiones: la velocidad, la comprensión, la memoria y hasta la capacidad de concentración. Con estas variables en juego, los estudios muestran que el hábito lector genera modificaciones concretas y duraderas en el cerebro.

La "caja de letras": una estructura cerebral que surge al leer

El neurocientífico fue claro al subrayar que "sí existen diferencias" entre el cerebro de una persona habituada a la lectura y el de alguien que no lee. Explicó que, al aprender a leer, el cerebro reorganiza ciertas áreas destinadas a reconocer objetos y las adapta para identificar letras y palabras. Ese conjunto se conoce como la "caja de letras".

De acuerdo con Ruiz, esta adaptación muestra la capacidad de la neuroplasticidad, es decir, la facultad del cerebro para modificar sus conexiones según las experiencias. Sin embargo, aclaró que no se puede deducir el nivel cultural de una persona solo observando su cerebro, porque "debemos desplazarnos al mundo de la psicología" para evaluar el conocimiento adquirido.

En ese sentido, el experto recordó que "los conocimientos que obtengamos de la lectura dependerán de qué obras leamos".

Leer potencia la cognición y el vocabulario

Más allá de la estructura cerebral, Ruiz explicó que leer con frecuencia mejora habilidades cognitivas como la memoria, el pensamiento crítico y la comprensión textual. Pero hizo especial hincapié en la riqueza del lenguaje.

El neurobiólogo afirmó que "las palabras son los ladrillos del pensamiento" y subrayó que la lectura es la mejor herramienta para ampliar el vocabulario, ya que en los textos escritos suele haber una mayor variedad de términos que en la comunicación oral.

Con esta base, leer más o menos "va a marcar diferencias en tu cognición", porque no se trata únicamente de entretenerse, sino de nutrir la mente con ideas más complejas. Ruiz lo resumió de manera tajante: "la lectura es una de las formas más sencillas y poderosas de acercarse al conocimiento".

Audiolibros: una alternativa válida si hay concentración

No todas las personas desarrollan gusto por la lectura. Según Ruiz, muchas de ellas encuentran dificultades en la decodificación de los textos. Para esos casos, los audiolibros pueden ser una alternativa eficaz.

Eso sí, advirtió que no deben usarse como un simple fondo de sonido. El especialista explicó que esta herramienta solo aporta beneficios si se utiliza de forma activa: hay que prestar atención y concentrarse en el contenido. "No debemos usarlo sin estar concentrados en él", puntualizó.

De esta manera, quienes no se sienten cómodos con la lectura tradicional pueden acceder igualmente a los beneficios neurocognitivos que ofrece la palabra escrita, aunque trasladada al formato oral.