Trabajar en el sector público sigue siendo el sueño de miles de españoles. Seguridad laboral, estabilidad económica y horarios compatibles con la vida personal son algunos de los motivos por los que cada año se presentan decenas de miles de aspirantes a las oposiciones.
Pero no todas las plazas ofrecen los mismos niveles de dificultad, ni mucho menos los mismos sueldos. En este contexto, han ganado popularidad las oposiciones de la Unión Europea, con procesos más sencillos que las nacionales y sueldos que pueden alcanzar los 6000 euros mensuales.
Oposiciones europeas: menos temario, más sueldo y menos competencia
Una de las principales diferencias entre las oposiciones nacionales y las europeas está en el volumen de temario y la preparación. Las convocatorias gestionadas por la Oficina Europea de Selección de Personal (EPSO) suelen centrarse en habilidades generales en lugar de exámenes puramente memorísticos o legislativos como en España.
Este cambio de enfoque reduce la presión y el tiempo de estudio, haciendo que estas pruebas sean más accesibles para personas que buscan un puesto estable pero no pueden dedicar años a prepararse. Hay procesos selectivos con apenas dos pruebas y sin necesidad de haber trabajado antes en el sector público.
Además, el salario es un aliciente considerable. Algunos puestos pueden empezar con sueldos en torno a los 4500 euros netos mensuales, y otros, especialmente aquellos que implican tareas técnicas o especializadas, superan fácilmente los 6000 euros, libres de impuestos en algunos casos.
Quién puede presentarse y cómo son estas pruebas
Contrario a lo que se suele pensar, no es necesario hablar tres idiomas ni tener experiencia internacional previa. De hecho, muchos de los requisitos se limitan a tener nacionalidad de un país miembro, estudios universitarios finalizados y un dominio suficiente de una segunda lengua oficial de la UE (como el inglés o el francés).
Las pruebas iniciales suelen realizarse en formato online y constan de ejercicios tipo test de lógica, razonamiento y competencia situacional, es decir, cómo reaccionaría el candidato ante diferentes escenarios laborales. Posteriormente, quienes superan esa fase acceden a una entrevista personal o una evaluación de competencias más profundas, según el tipo de plaza.
Otro aspecto relevante es que la mayoría de estos procesos no requieren desplazamientos hasta Bruselas o Estrasburgo en las primeras fases, lo que reduce los costes de preparación y permite participar desde España sin complicaciones logísticas.
Por qué están infrautilizadas estas oposiciones en España
A pesar de sus ventajas, muy pocos españoles se presentan a estas oposiciones europeas. Según datos del propio EPSO, hay una baja participación respecto a otros países como Francia, Alemania o Italia. En muchas ocasiones, se debe a la falta de información o a la creencia de que se necesita un perfil "elitista" para optar a estas plazas.
Sin embargo, entidades como la UNED o academias especializadas en oposiciones europeas han confirmado que cada vez más candidatos acceden a estos procesos desde comunidades como Andalucía, Madrid o Cataluña, con perfiles diversos y sin experiencia previa en la administración.
Esta baja competencia, sumada a pruebas más orientadas a las habilidades que al conocimiento puro, convierte estas oposiciones en una puerta de entrada ideal para quienes desean una carrera pública sin pasar años estudiando y sin enfrentarse a temarios infinitos.
Una alternativa real con futuro sólido
En un mercado laboral cada vez más incierto, las oposiciones europeas representan una alternativa real, bien remunerada y con proyección internacional. Además de la retribución mensual, los funcionarios de la UE disfrutan de otros beneficios, como días libres, ayudas para vivienda, seguros de salud y formación continua.
Trabajar en el Estado puede ser más accesible, estable y rentable de lo que muchos imaginan. El único requisito imprescindible es informarse bien, prepararse con método y confiar en la capacidad propia.