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La geopolítica global vive un momento delicado en el que los movimientos de las grandes potencias se reinterpretan con lupa. A medida que el foco informativo se centra en Oriente Medio y los Estados Unidos, otro escenario emerge desde el Este con consecuencias sorprendentes.

Según documentos y análisis recientes, China podría tener en su punto de mira una invasión futura de Rusia, su socio estratégico y vecino con el que comparte una extensa frontera y acuerdos diplomáticos.

Se encienden las alarmas en todo el mundo

Recientemente, The New York Times accedió a un informe del FSB, -el principal servicio de Inteligencia ruso- donde se advierte sobre planes estratégicos de Pekín de reconquistar territorios cedidos por la dinastía Qing a los zares en el siglo XIX.

En 2023, China difundió un nuevo mapa oficial que generó tensiones diplomáticas con varios países de la región. El documento incluía como parte del territorio chino la isla de Bolshoy Ussuriysky, que en la práctica está administrada conjuntamente con Rusia.

Mientras que India, Malasia y Filipinas reaccionaron con firmeza, Moscú optó por el silencio. Vladímir Putin, consciente de la dependencia económica que mantiene con Pekín, evitó cualquier confrontación con su socio más rentable.

Expertos como creen que Pekín tiene un objetivo a largo plazo: recuperar sus tierras por las buenas o por las malas.

Una alianza de conveniencia llena de desconfianza

El Tratado de Amistad China-Rusia firmado en 2001 fortalece la cooperación en defensa y tecnología. Pero, según fuentes rusas, detrás del telón hay una relación llena de suspicacias. El FSB catalogó a China como una amenaza estratégica, vigilando incluso a sus propios ingenieros y oficiales en Siberia.

Por otro lado, China ha aprovechado el retiro de empresas occidentales y ha reforzado la inversión en sectores críticos rusos como energía y semiconductores. Esto generó un incremento en la dependencia económica de Moscú, lo que incrementa su vulnerabilidad.

Aumenta la presencia militar china y el mundo está en alerta

Mientras la tensión crece en tierra, Pekín refuerza su presencia militar en otros frentes. En junio de 2025, detectaron 74 aeronaves del Ejército chino cerca de Taiwán, la cifra más alta en ocho meses, lo que evidencia una intención real de proyectar poder más allá de Rusia.

Además, China planea expandir su flota naval y sus capacidades de proyección, con la meta de operar varias agrupaciones de portaaviones en el Índico y Pacífico para 2040. Esto contribuye a la percepción de que el gigante asiático se prepara para un papel global dominante.

Hacia dónde va la relación China-Rusia

Aunque ambos países mantienen una retórica de cooperación estratégica, los antecedentes provocan desconfianza. El episodio de 1969 en la Isla de Damanski, uno de los peores incidentes fronterizos entre China y la antigua URSS, recuerda que estas tensiones pueden escalar.

Por ahora, Pekín modera sus gestos públicos y evita confrontar directamente a Moscú, consciente de su importancia estratégica. Aunque el nacionalismo en redes sociales asiáticas insiste en acciones más agresivas, el Partido Comunista chino mantiene una postura de espera.

No obstante, el FSB ya activó un programa de contrainteligencia para impedir que China se aproveche del foco militar ruso en Ucrania. Además, se cree que Pekín busca reclutar personal clave para preparar reclamos territoriales futuros. El tablero puede estar a punto de cambiar.