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Las tensiones alrededor de Taiwán ya no son una preocupación aislada en el Pacífico. Cada vez más voces advierten que las ambiciones de Pekín podrían desencadenar una crisis de proporciones globales. Lo que hasta ahora se veía como presión estratégica podría estar tomando una forma más decidida.

Se han multiplicado los preparativos militares y los ejercicios realistas que simulan bloqueos totales y ataques masivos, especialmente de cara a una posible anexión forzosa de Taiwán. Este contexto exige atención: el mundo observa con creciente inquietud.

Las señales que apuntan a una invasión inminente

Expertos alertan de que China podría estar considerando una estrategia militar que incluye un bloqueo total, un golpe aéreo relámpago y la toma de islas estratégicas como preludio de una invasión completa hacia 2027.

Esta escalada coincide con la percepción de que Occidente -en especial los Estados Unidos- podría estar perdiendo cohesión frente al avance militar chino.

En el terreno de lo diplomático y económico, la presión no falta. Expertos interpretan esta posibilidad como un momento "perfecto" que Xi Jinping podría aprovechar, en un contexto de alianzas occidentales fragmentadas y política exterior estadounidense más incierta.

Ejes de presión: ejercicios bélicos y estrategias "gris"

En los últimos meses, se han registrado ejercicios militares a gran escala en torno al estrecho de Taiwán, con maniobras que recrean desembarcos, bloqueos y bombardeos masivos. La idea sería "normalizar" la presencia militar china en áreas clave, como preparación para una acción futura.

Esta "presión graduada" incluye también tácticas no convencionales -las denominadas de "zona gris"- como explotación de recursos dentro de la zona económica exclusiva (ZEE) de Taiwán, sin declaración formal de conflicto.

Recientes revelaciones confirman la presencia de plataformas petrolíferas chinas operando cerca de islas bajo control taiwanés, lo que refuerza la impresión de un avance calculado y sostenido.

Taiwán responde con firmeza, pero con limitaciones claras

Desde Taipei se ha respondido con firmeza política. El presidente Lai Ching-te reafirmó la necesidad de reforzar la seguridad nacional, advirtiendo que las ambiciones chinas por anexar la isla siguen siendo una amenaza real. Como contrapunto, propuso medidas legales y defensivas para proteger la soberanía.

Sin embargo, Taiwán enfrenta desafíos prácticos. Su capacidad de acción está limitada por su estatus internacional, ya que no forma parte de tratados fundamentales como la Convención del Mar (UNCLOS) y su poderío naval es inferior frente al despliegue militar chino.