

Lo que comenzó como un pedido de Pringles y una Coca-Cola en un vuelo de Ryanair desde Tenerife a Bristol el pasado 28 de marzo de 2025, terminó en un escándalo que ha dado la vuelta al mundo.
La pasajera británica Ann-Marie Murray, de 55 años, fue escoltada por la policía al aterrizar, tras un desacuerdo con la tripulación por el pago de unos snacks valorados en siete libras esterlinas (unos ocho euros).
Murray, quien regresaba de unas vacaciones con su pareja, asegura que su tarjeta fue rechazada por el datáfono a bordo y que no disponía de efectivo. Ofreció pagar al aterrizar, pero la tripulación no aceptó la propuesta y alertó a las autoridades.
Al llegar a Bristol, tres agentes subieron al avión y la escoltaron fuera. La policía la llevó a un cajero automático para que pudiera abonar la cantidad adeudada. Posteriormente, Ryanair le prohibió volar nuevamente con la aerolínea.
La versión de la pasajera: un malentendido embarazoso
Según Ann-Marie Murray, el incidente fue un malentendido. Afirmó que intentó pagar con su tarjeta, pero el sistema de pago no funcionaba correctamente.

Ofreció pagar en efectivo al aterrizar, pero la tripulación no aceptó. Murray expresó su sorpresa cuando la policía subió al avión: "Pensé que era una broma cuando la tripulación dijo que habían llamado a la Policía".
La pasajera también mencionó que otros pasajeros se ofrecieron a pagar por ella, pero la tripulación rechazó la ayuda. Además, solicitó las grabaciones de las cámaras de seguridad del avión para demostrar su versión de los hechos, pero Ryanair se negó a proporcionarlas.
La postura de Ryanair: comportamiento disruptivo
Por su parte, Ryanair sostiene que la pasajera y su acompañante se negaron a pagar por los productos consumidos y actuaron de manera disruptiva. La aerolínea afirmó que no hubo problemas con los terminales de pago y que ningún otro pasajero experimentó dificultades para realizar compras a bordo.
En un comunicado, Ryanair declaró: "La tripulación de este vuelo de Tenerife a Bristol solicitó asistencia policial anticipadamente después de que una pasajera y su compañero consumieran productos sin pagarlos y se negaran a colaborar con la tripulación. Esta conducta no será tolerada y ambos han sido vetados de nuestros vuelos".

La policía local de Bristol confirmó que fue requerida por una supuesta infracción menor en el vuelo, pero que al llegar al avión no realizaron detenciones. Los agentes acompañaron a la pasajera a un cajero para que pudiera abonar los productos y no tomaron medidas legales adicionales. No obstante, la decisión de Ryanair de incluirla en su lista de pasajeros no admitidos se mantiene firme.
Debate en redes sociales: ¿reacción desproporcionada?
El incidente ha generado un intenso debate en redes sociales y foros de internet. Muchos usuarios consideran que la reacción de Ryanair fue desproporcionada y que la situación podría haberse resuelto de manera más amigable. Algunos comentaron que la tripulación podría haber permitido el pago al aterrizar o aceptar la ayuda de otros pasajeros que se ofrecieron a cubrir el coste de los snacks.
Otros usuarios, sin embargo, defendieron la actuación de la aerolínea, argumentando que es responsabilidad del pasajero asegurarse de poder pagar por los productos que consume a bordo. También señalaron que consumir productos sin haber completado el pago puede considerarse una infracción de las normas de la compañía.












