Sentirse bien no siempre requiere grandes esfuerzos. A veces, hábitos como ayudar a otra persona o dedicar parte de tu tiempo a una causa común. Esto es lo que han demostrado científicos de la Escuela de Salud Pública T.H. Chan de la Universidad de Harvard, al investigar cómo los actos de bondad influyen en la salud cardiovascular y el bienestar emocional.
Laura Kubzansky, profesora de ciencias sociales y conductuales en Harvard, ha liderado un estudio que confirma que quienes incorporan hábitos prosociales a su rutina -como hacer voluntariado o donar a causas benéficas- presentan menores niveles de estrés, un factor clave en la aparición de enfermedades cardíacas.
La bondad: el hábito que mejora la salud cardiovascular y mejora el estrés
La investigación sugiere que no existe un único mecanismo detrás de los beneficios de la bondad, sino una combinación de procesos que actúan en conjunto. "Realizar actos altruistas puede ayudarte a desconectar de tus propios problemas y ver la vida con otra perspectiva", explica Kubzansky.
Además, estos comportamientos activan regiones del cerebro asociadas al placer y la conexión social. Ayudar a otros libera dopamina y oxitocina, dos neurotransmisores que mejoran el estado de ánimo y reducen la presión arterial.
Así lo confirma el doctor Waghih Ishak, profesor de psiquiatría y neurociencias del comportamiento, quien subraya que la práctica constante de la bondad también fortalece el sistema inmunológico y puede mejorar la salud cardiovascular de forma sostenida.
Cuáles son los múltiples beneficios de ser generoso
Los actos de bondad no requieren grandes sacrificios. Lo importante es la constancia y la intención detrás de ellos. Las personas que cultivan este hábito disfrutan de beneficios como:
Reducción del estrés y la ansiedad.
Disminución de la presión arterial.
Fortalecimiento del sistema inmune.
Aumento de la actividad física (por ejemplo, en tareas de voluntariado).
Mayor liberación de hormonas asociadas al bienestar (dopamina y oxitocina).
Mejor respuesta antiinflamatoria, incluso en adolescentes.
El impacto positivo de la bondad no se limita al cuerpo. También hay pruebas contundentes sobre sus efectos en la salud mental y cognitiva. Una investigación llevada a cabo en Baltimore demostró que el voluntariado frecuente entre personas mayores previene el deterioro cognitivo y mejora las funciones cerebrales.
La psicóloga Tara Gruenewald, de la Universidad Chapman, observó cambios medibles en estructuras cerebrales entre quienes participaban regularmente en actividades altruistas.
Cómo cultivar la bondad como hábito saludable
El epidemiólogo Tyler VanderWeele, también de la Escuela de Salud Pública de Harvard, concluye que los comportamientos altruistas están relacionados con una vida más larga y activa. Para activar esta cadena de bienestar, propone pequeños cambios que puedes empezar hoy mismo:
Participa en algún voluntariado cercano a tu comunidad.
Practica la "meditación de bondad amorosa", centrada en generar empatía.
Haz al menos una acción amable cada día, aunque sea mínima.
Reconoce y agradece los gestos buenos que recibes.
Mantén una actitud abierta a ayudar sin esperar nada a cambio.