Pocos días antes de su muerte, ocurrida el 21 de abril de 2025, el Papa Francisco publicó su último libro: "Esperanza", una autobiografía íntima, valiente y profundamente política. Lejos de ser un simple repaso de su vida, el texto fue entendido por fieles y analistas como un testamento espiritual y revolucionario, escrito por un pontífice que sabía que el final de su camino estaba cerca.
Con un tono reflexivo pero directo, el Papa -cuyo nombre real era Jorge Mario Bergoglio- aprovechó la obra para delinear su visión del mundo, sus críticas más filosas a la Iglesia institucional y su llamado a construir una sociedad más justa, inclusiva y compasiva. "Esperanza" no es un cierre, sino un llamado a la acción. Y su contenido ha generado impacto incluso más allá del mundo católico.
Una revolución desde dentro de la Iglesia
Uno de los pilares de su mensaje es la transformación interna del Vaticano. En "Esperanza", Francisco reafirma su apuesta por una Iglesia sinodal, que funcione con criterios horizontales y participativos, en contraposición con los modelos piramidales de poder que, según él, han alejado a la institución de su pueblo.
Propuso una mayor inclusión de las mujeres en puestos de decisión, la apertura al diálogo con las comunidades LGBTQ+, y una revisión crítica de cómo la Iglesia ha gestionado históricamente los casos de abuso y exclusión. También cuestionó el rol de la jerarquía eclesiástica en el sostenimiento de desigualdades estructurales y llamó a retomar el camino del Evangelio como opción por los pobres.
"No debemos tener miedo al cambio cuando se trata de estar más cerca del Evangelio y de la gente", escribe en uno de los pasajes más citados. En ese sentido, su propuesta es una reforma no solo estructural, sino teológica y espiritual, capaz de sacudir los cimientos de siglos de tradición.
El Papa Francisco y una mirada crítica al mundo moderno
Además de la dimensión eclesiástica, el Papa dedicó capítulos enteros a cuestionar el orden económico global, al que calificó como "inhumano y depredador". Criticó el neoliberalismo, la especulación financiera y el extractivismo, y abogó por una economía solidaria, regenerativa y orientada al bien común. Sus palabras recuerdan su histórica encíclica Laudato Si', pero en "Esperanza" el tono es más directo, más urgente.
También habló sobre la crisis ambiental, los conflictos armados, el populismo, el racismo y la migración forzada. Pidió a los líderes del mundo que rompan con la lógica del descarte, y que coloquen a la dignidad humana en el centro de toda decisión política. "La esperanza -escribe- no es ingenuidad. Es resistencia en acción".
El legado de Francisco y sus últimos deseos
En la parte final del libro, el Papa reveló algunos de sus deseos póstumos: pidió ser enterrado en la Basílica de Santa María la Mayor en Roma, en una tumba simple, sin mármol ni símbolos de poder, con la sola inscripción de "Franciscus". Con ese gesto quiso dejar claro que su legado no debía estar asociado a la grandeza de los palacios, sino a la humildad de los gestos concretos.
"Esperanza" se convirtió rápidamente en un libro clave para entender no solo su pontificado, sino el mensaje de cambio radical que quiso dejar al mundo. Su publicación ha sido interpretada como un llamado a continuar su lucha por una Iglesia más humana y una sociedad más fraterna.
Hoy, mientras se discute el futuro del Vaticano tras su partida, su "testamento secreto" sigue circulando entre creyentes y no creyentes como una propuesta para repensar todo: la fe, la política, la economía, y sobre todo, el modo en que nos relacionamos con los otros.