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Un equipo científico, liderado por la Universidad de Columbia, descubrióel origen del oro y otros metales. Tras analizar una antigua señal de rayos gamma, registrada en 2004 por telescopios espaciales, se encontró indicios de que los magnetares, un tipo extremo de estrellas de neutrones, podrían ser responsables de crear estos elementos en segundos.

Este hallazgo desafía teorías aceptadas por la comunidad astrofísica. El descubrimiento pone el foco en estos cuerpos celestes poco comprendidos y en futuras misiones, como COSI (NASA), que podría confirmar el papel de los magnetares en la evolución química del universo.

El hallazgo científico que vincula estrellas exóticas con la creación del oro cósmico

La señal de rayos gamma, registrada el 27 de diciembre de 2004 por varios telescopios espaciales, incluidos los de la NASA y la ESA, fue una de las más intensas jamás observadas. Sin embargo, durante casi 20 años permaneció archivada sin un análisis profundo.

Fue el joven investigador Anirudh Patel, de la Universidad de Columbia, quien revisó estos datos como parte de su estudio sobre el nacimiento de elementos pesados en el universo. Lo descubierto cambió por completo el enfoque científico sobre el origen del oro.

Según el modelo planteado por Patel y su equipo, la señal coincide con lo que se espera de una erupción extrema de un magnetar, un tipo de estrella de neutrones con un campo magnético miles de veces superior al de cualquier otra estrella.

En estas explosiones, conocidas como starquakes, se libera material cargado de neutrones a velocidades cercanas a la luz. Estas condiciones son ideales para la formación rápida de metales pesados como oro, platino o uranio.

A diferencia de las colisiones estelares, este fenómeno ocurre en etapas más avanzadas del universo. Los magnetares podrían haber comenzado a forjar estos elementos desde tiempos muy primitivos, lo que abre un nuevo campo de estudio en la evolución del cosmos.

¿Qué papel tendrán las futuras misiones espaciales en este hallazgo?

Aunque la teoría impulsada por Patel es prometedora, aún se necesita evidencia directa para confirmarla. Misiones espaciales como COSI (Compton Spectrometer and Imager), prevista para 2027 y desarrollada por la NASA, podrían detectar nuevas señales compatibles con erupciones de magnetares y aportar datos clave sobre la síntesis de elementos pesados.

En Europa, el interés crece en instituciones como la ESA y centros astrofísicos de Alemania y España, que ya exploran cómo estos fenómenos podrían integrarse en los modelos actuales de evolución estelar.

El avance tiene implicaciones científicas, culturales y económicas, comprender cómo y dónde se forma el oro puede redefinir lo que sabemos sobre su abundancia, distribución y, en última instancia, su valor.