La misteriosa parálisis que afecta a gaviotas y otras aves acuáticas en las costas del sur de Portugal por fin tiene explicación. Un equipo científico internacional con la participación del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA-CSIC) ha identificado el botulismo como el origen principal del denominado síndrome parético que provoca una parálisis severa en estas especies.
Esta enfermedad ha sido estudiada en una investigación publicada en la revista Toxins. Además del IDAEA-CSIC, en el proyecto han colaborado otros centros como el centro de recuperación de fauna RIAS, el Instituto Español de Oceanografía, el Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos, el Centre for Environment Fisheries and Aquaculture Science y el Institut Pasteur.
Botulismo, la causa del síndrome parético en aves acuáticas en Portugal
El estudio confirma que la neurotoxina botulínica, producida por la bacteria Clostridium botulinum, es responsable de la parálisis observada en las aves. Rafael Mateo, investigador del IDAEA-CSIC y coautor del trabajo, explica que esta bacteria "prolifera en ambientes acuáticos con altas temperaturas y exceso de materia orgánica", lo que favorece la aparición de brotes de botulismo aviar.
Según información de EFE, los síntomas que presenta el síndrome parético incluyen parálisis flácida de las extremidades, dificultades para respirar y diarrea, signos que impiden a las aves alimentarse, nadar o escapar de sus depredadores. Este cuadro clínico afecta especialmente a gaviotas, aunque también se ha detectado en otras especies acuáticas.
Cuáles fueron los resultados del estudio científico
Durante la investigación, el equipo analizó un total de 571 muestras provenientes de 377 aves tanto sanas como con síntomas evidentes de parálisis, capturadas en la costa sur portuguesa. Los datos más reveladores fueron:
El 100 % de las 22 aves con síntomas claros de parálisis dieron positivo en neurotoxina botulínica.
Ninguna de las aves sin síntomas presentó esta toxina.
Se detectaron otras toxinas ambientales, como toxinas paralizantes de marisco y microcistinas, que podrían agravar el cuadro clínico.
Además, se identificaron dos casos de gripe aviar en aves aparentemente sanas.
Recomendaciones para frenar la enfermedad y proteger la biodiversidad
El centro de recuperación de fauna RIAS, que atiende cada año a cientos de aves con este síndrome, ha conseguido recuperar a más de la mitad, aunque hasta ahora el origen era desconocido. Ahora, con el hallazgo, los científicos insisten en la importancia de:
Retirar rápidamente los cadáveres para interrumpir el ciclo de contagio.
Controlar la calidad del agua para evitar la proliferación de Clostridium botulinum.
Continuar la vigilancia epidemiológica para detectar otras posibles amenazas, como la gripe aviar.