

Un nuevo brote viral registrado en Asia ha generado alertas sanitarias internacionales debido a su capacidad de propagación hacia otras regiones. La enfermedad se transmite a través de mosquitos y ha llevado a la implementación de medidas preventivas más rigurosas en las áreas afectadas.
Se trata del virus chikungunya, que ha reportado más de 7000 casos en la provincia china de Guangdong. Este virus es transmitido por mosquitos Aedes, que también son vectores de otras enfermedades como el dengue y el zika. La transmisión se produce cuando un mosquito pica a una persona infectada y posteriormente a otra sana.
La rápida propagación del chikungunya ha llevado a que China encienda las alertas. Las autoridades sanitarias de la provincia han implementado medidas drásticas que evocan la pandemia de COVID-19.
Se han establecido cuarentenas obligatorias y se han utilizado drones para tareas de fumigación y control sanitario, además de nuevas restricciones de movilidad en las zonas de riesgo.

¿Qué debes saber sobre el virus de chikungunya?
El virus de chikungunya es un arbovirus que se propaga a través de la picadura de artrópodos. Los principales vectores de transmisión son dos especies de mosquitos ampliamente distribuidos: el Aedes aegypti y el Aedes albopictus.
La transmisión se inicia cuando uno de estos insectos se alimenta de la sangre de una persona infectada; tras un breve periodo de incubación, el mosquito se convierte en portador del virus y, con cada nueva picadura, tiene la capacidad de infectar a individuos sanos.
No se produce contagio directo entre personas, dado que la enfermedad no se transmite por contacto físico, por vía aérea ni a través de fluidos corporales.
Los mosquitos que propagan la infección son predominantemente diurnos y suelen picar especialmente al amanecer y al atardecer, momentos en los que las personas están más vulnerables durante sus actividades cotidianas.

Cuáles son los síntomas y riesgos del chikungunya
El chikungunya se presenta de manera repentina tras un periodo de incubación de entre tres y siete días desde la picadura del mosquito infectado. Sus síntomas más distintivos son:
- Fiebre elevada.
- Dolor intenso en las articulaciones.
- Cefalea.
- En ciertos casos, molestias que pueden persistir durante semanas o incluso meses.
El diagnóstico requiere atención médica, especialmente después de haber viajado a áreas endémicas y se confirma a través de análisis de sangre. Así se detecta el virus o sus anticuerpos y se descartan enfermedades con síntomas similares como el dengue.
No existe un tratamiento antiviral específico ni vacuna, por lo que el enfoque se centra en aliviar las molestias mediante técnicas cotidianas. El reposo, la adecuada hidratación y diversos medicamentos, como el paracetamol, son algunos de los cuidados esenciales para la recuperación.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), las complicaciones graves y las muertes son poco frecuentes y suelen afectar a bebés, ancianos o personas con condiciones preexistentes. Hasta la fecha, el chikungunya no se transmite de persona a persona, lo que limita su propagación en comparación con otros virus respiratorios.
Países en riesgo por el virus chikungunya
Estados Unidos ha emitido una alerta a sus ciudadanos para que eviten viajar a la provincia china de Guangdong, donde se localizan Dongguan y otros importantes centros comerciales, así como naciones como Bolivia y las islas del océano Índico. Brasil es otro de los países más impactados por el virus. Este año también se han reportado casos en Francia e Italia.
De acuerdo con un informe del European Centre for Disease Prevention, en 2025 se han documentado 30 casos del virus en Francia, convirtiéndose en el país europeo con más registros. Esta enfermedad es más prevalente en diversas regiones de América, donde se han contabilizado 185,553 casos en Brasil, 4721 en Bolivia y 2836 en Argentina.
El virus es común en las zonas tropicales, pero este año ha mostrado una presencia más intensa que en años anteriores. Las intensas lluvias y las altas temperaturas han exacerbado la crisis en China. Desde el devastador brote de SRAS en 2003 y el posterior brote de COVID-19, China ha adquirido gran experiencia en la implementación de medidas preventivas para enfrentar este tipo de situaciones.















