La presencia de la hormiga de fuego roja (Wasmannia auropunctata) en España ha encendido las alarmas entre expertos en biodiversidad, veterinarios y autoridades ambientales.
Esta diminuta especie invasora, originaria de Brasil, Argentina y Uruguay, ya ha sido detectada en zonas de Málaga, Alicante y Canarias, según confirman investigadores del CSIC. Su tamaño no supera los 1,5 milímetros, pero su impacto puede ser devastador tanto en animales como en el ecosistema.
La llegada de esta especie ha sido favorecida por el aumento de las temperaturas y el comercio internacional de plantas, tierra y madera, una vía de entrada común en los puertos del sur.
Según el Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF): "Grandes ciudades como Barcelona, Roma, Londres o París podrían ver su actividad alterada por esta especie invasora, que puede afectar al estilo de vida de las personas por su abundancia y agresividad".
La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) ya la considera una de las 100 especies más dañinas del planeta, y no solo por su picadura.
Efectos en animales: desde dolor hasta ceguera
Aunque en España aún no se han reportado casos extremos, veterinarios ya han atendido a varias mascotas por picaduras de esta hormiga. En otros países, como Brasil o África, la hormiga de fuego ha provocado ceguera en animales como jaguares, gallinas, perros e incluso elefantes.
Las picaduras suelen causar dolor agudo, hinchazón y en casos más graves, reacciones alérgicas o lesiones oculares. Los expertos recomiendan que, si una mascota ha estado en contacto con estas hormigas y presenta irritación en los ojos, se proceda a "limpiar con suero fisiológico y acudir lo antes posible al veterinario para recibir tratamiento especializado".
Impacto ambiental y riesgo en zonas urbanas
Esta especie no solo representa un riesgo sanitario, sino también un problema ecológico de primer orden. Sus colonias subterráneas pueden alterar la estructura del suelo, desestabilizar ecosistemas, destruir raíces jóvenes y bloquear sistemas de riego en áreas ajardinadas o agrícolas.
Su comportamiento invasor también afecta a otras especies. Al ocupar el terreno y monopolizar recursos, desplaza a las hormigas autóctonas y otros pequeños insectos, con consecuencias negativas para la biodiversidad local.
La hormiga de fuego roja fue identificada por primera vez en Marbella (Málaga) en 2018. Desde entonces, se ha extendido a Mijas, Estepona, Benalmádena, Elche (Alicante) y Tenerife (Islas Canarias). Estos entornos con clima suave, humedad constante y zonas verdes ofrecen las condiciones ideales para su propagación.
Se alimenta de insectos, néctar, semillas y restos de alimentos humanos, por lo que puede sobrevivir y reproducirse fácilmente en ambientes urbanos. Además, sus nidos suelen encontrarse en grietas del suelo, entre raíces, o incluso en cocinas o cuartos húmedos en viviendas, lo que dificulta su control.
¿Qué hacer si me pico una hormiga de fuego?
Si bien su picadura puede compararse con una quemadura, la reacción puede agravarse dependiendo del número de picaduras o de la sensibilidad de la persona. Las recomendaciones médicas son claras:
Lavar con agua y jabón suave para eliminar restos de veneno.
Aplicar frío local (hielo envuelto en un paño) durante 10-15 minutos.
Usar cremas antihistamínicas o con corticoides para aliviar el picor e inflamación.
No rascar ni reventar las ampollas, para evitar infecciones.
En caso de reacción alérgica generalizada o si la picadura afecta zonas sensibles como los ojos, se debe acudir de inmediato a un centro médico.
Llamado a la vigilancia y control
La expansión de esta especie es una preocupación creciente para las autoridades. Por eso, tanto expertos del CSIC como entidades ecológicas piden reforzar la vigilancia y el control en puntos críticos como viveros, puertos y urbanizaciones del sur peninsular.
Además, hacen un llamado a la ciudadanía para reportar cualquier colonia sospechosa a las autoridades locales de medio ambiente, con el objetivo de contener la expansión antes de que sea irreversible.