La industria de calzados brasileña volvió a encender una luz amarilla por sus exportaciones a la Argentina. Al menos 350.000 pares de zapatos, zapatillas y sandalias, que están listos y con sus ventas al país vecino cerradas, no pueden atravesar la frontera porque les falta la declaración previa que impuso la Casa Rosada para administrar el comercio exterior.
La declaración funciona como pilar del esquema uno por uno creado por el poderoso secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, por el cual las empresas argentinas solamente pueden traer un dólar en productos importados si se comprometen a exportar por otro dólar. Se lo conoce como Djai, sigla de declaración jurada anticipada previa.
Desde octubre del año pasado, observábamos que había más previsibilidad en el comercio con Argentina, pero volvimos a sentir presiones del gobierno argentino en los últimos 30 ó 40 días, dijo Heitor Klein, presidente de Abicalcados, asociación que representa a los productores brasileños.
Aunque las restricciones se flexibilizaron, se suman a un mercado en desaceleración, lo que compone un escenario negativo, según Klein. Abicalcados estimó que Brasil exportará siete millones de pares de zapatos a Argentina este año, 30% menos que en 2012. A mediados de los años noventa, enviaba a su vecino 20 millones de pares.
El secretario de Comercio Exterior del ministerio de Desarrollo, Industria y Comercio Exterior (Mdic), Daniel Godinho, confirmó que algunos sectores industriales indicaron que nuevamente existen dificultades para exportar a Argentina. Aunque las quejas habían disminuido, seguían ocurriendo, y ahora volvieron a aumentar, afirmó.
Sin embargo, Godinho prefirió enfatizar que este año creció el comercio entre los dos países. Entre enero y julio, las exportaciones brasileñas a Argentina aumentaron 8,3% mientras las ventas argentinas a Brasil subieron 18,2%, según datos del ministerio. Hasta ahora, el año fue positivo y el comercio bilateral fluyó bien, destacó el secretario.
La semana pasada, funcionarios del ministerio de Desarrollo y de Itamaraty recibieron un informe detallado sobre la situación política y económica del país vecino. Dante Sica, ex secretario de Industria y actual director de la consultora Abeceb, brindó personalmente a las autoridades brasileñas un diagnóstico de 73 páginas sobre Argentina.
La estrategia brasileña en el comercio con su socio tiene que ser de control de daños, según el consultor, sin expectativa de recuperar el espacio perdido en el mercado local. En los próximos dos años, el gobierno de la presidenta Cristina Kirchner no tiene como quitar o aliviar las restricciones comerciales, resumió Sica.
El problema es que las puertas del mercado internacional siguen cerradas para Argentina, lo que impide a la Casa Rosada tapar el agujero de las cuentas externas con financiamiento o inversiones directas extranjeras. Por lo que el país precisa un superávit comercial cercano a los u$s 10.000 millones por año para no entrar en un abismo cambiario, cifra que solo puede alcanzar con la imposición de trabas a las importaciones.
Sica fue a Brasilia después de una escala en la Federación de Industrias del Estado de San Pablo (Fiesp)con números contundentes en su equipaje. La participación de los productos brasileños en el total de las importaciones argentinas se desmoronó en 19 de los 21 sectores analizados, en los últimos diez años.
Los datos surgieron al comparar 2003 con el primer semestre de 2013. En todos esos segmentos, se registró un fuerte avance de productos chinos en el mercado argentino, lo que caracteriza un desvío de comercio. Uno de los casos más dramáticos tuvo lugar en la industria textil y de confecciones, donde la participación de los productos brasileños cayó de 56% a 23% en una década. Mientras tanto, China aumentó su parte de 2% a 31%.
La pérdida de competitividad de la industria nacional influyó en el retroceso que sufrieron los productos brasileños en el mercado argentino, según Sica, aunque destacó que aparentemente hubo una mayor tolerancia de parte de la Casa Rosada con las mercancías chinas. El punto de inflexión parecer haber sido un malestar ocurrido en 2010 entre Argentina y China.
Los asiáticos alegaron problemas técnicos para suspender, durante siete meses, las compras de aceite de soja argentino, lo que generaba una perjuicio potencial de u$s 2.000 millones al país. Lo que se comentó entonces fue que se trataba de una represalia de Beijing a la avalancha de barreras comerciales que había adoptado Buenos Aires.
A pesar de todas las barreras, Argentina continúa siendo el principal mercado para productos brasileños. Este año, Abeceb prevé un saldo bilateral de u$s 1.500 millones a favor de Brasil.