Julio empezó complicado. El ruido en el mercado financiero estuvo acompañado por los cortes de gas debido a la ola de frío que llevó a que se alcance la temperatura más baja desde 1991 en la Ciudad de Buenos Aires. En la primera semana del mes, el dólar tuvo una suba de $55, que llevó a la divisa ofrecida por el Banco Nación a tocar su máximo desde la flexibilización del cepo, en $1260. El fin de la liquidación del agro con alícuotas reducidas de las retenciones hizo que los primeros días del mes tuvieran una marcada caída en las ventas de soja. La menor expectativa por ingresos, sumado a los comentarios del JP Morgan sobre desarme de posiciones en pesos y la resucitada discusión por el atraso cambiario, alimentaron la dinámica al alza, aunque todavía tenue. En esta línea, desde Max Capital analizaron: "Creemos que esta ventana de altas exportaciones hasta el 22 de julio, cuando termina la liquidación de las operaciones registradas hasta el 30 de junio, es una ventana para salir del Peso, no para aprovechar una ‘lluvia de dólares'. Si la lluvia viene seguida por una sequía aún mayor, su efecto debería ser como mucho temporario, pero hay muchas chances de que sea casi nulo". En una línea similar, desde Vectorial analizaron que "el complejo exportador apenas vende sus dólares, se da vuelta para recomprarlos" y que "una prueba de ello fue el martes 2 de julio, cuando la liquidación del complejo fueron u$s 517 millones, pero el volúmen neto del MAE alcanzó los u$s 430 millones". En paralelo, la ola de frío que azotó al país forzó a la parálisis de contratos de gas ininterrumpibles y la interrupción del dispendio de gas en estaciones de servicio por un día, e incluso llevó a algunos cortes programados de electricidad en zonas residenciales por períodos limitados. En plena ola de frío, el Gobierno desreguló el mercado de las garrafas y dejará de fijar un precio de referencia para las mismas. Esto cobrará especial relevancia si se tiene en cuenta que según el Censo de 2022, más de 6 millones de hogares usan garrafas como combustible principal para cocinar. Esta acumulación de acontecimientos generaron ruido en la principal prioridad del Gobierno, la baja de la inflación, objetivo fundamental de cara a las elecciones de octubre. Las estimaciones privadas dan cuenta de que la inflación de junio, que se conocerá el próximo lunes 14 de julio, rondará el 2%, por encima de la medición de mayo (1,5%). En lo que respecta al plano climático, el efecto más directo se espera sobre los alimentos, en especial frutas y verduras. El impacto en la inflación podría ser notorio, dado que en el caso de mayo, la caída en el precio de los alimentos arrastró al nivel general a la baja (0,5% en alimentos, 1,5% en inflación general). En junio, parte de la aceleración contra mayo que reflejaron los precios se vio explicada por los alimentos. Esto responde a que su peso sobre la canasta final está entre los más relevantes. Desde LCG, para la primera semana de julio relevaron una aceleración en el precio de los alimentos, en especial en panificados, cereales y verduras.Analytica relevó un aumento del 2% de las verduras en la semana. "Fue notorio sobre tomate y lechuga", explicó Claudio Caprarulo, director de Analytica. Sobre el efecto que los cortes pudieron tener sobre los productos manufacturados, la expectativa es más optimista, porque se trató de cortes transitorios, cuya interrupción en la producción puede verse compensado, aunque con un aumento de los costos, sobre todo a raíz de horas extras o extensión de la jornada. Por el frente de tarifas, Florencia Iragui, economista de LCG, subrayó que no se esperan grandes variaciones: "Respecto al frío, es algo estacional. Los que son regulados, si no hay aumentos anunciados no debería verse un movimiento por esto en la inflación". Desde Equilibra estimaron una inflación para la primera semana de julio de 1%, mientras que en su primera proyección para el mes calculan un 1,8%. "Los precios regulados seguirán teniendo un rol central en la inflación mensual de julio, ya que comenzaron trepando 2,1% en la primera semana del mes, tras subas de servicios telefónicos, nafta (YPF), transporte público y electricidad y gas". Para los estacionales, estimaron una suba del 0,2%. Sin embargo, además de en alimentos, analiza que pueden verse aumentos en productos vinculados a combatir el frío por el aumento de la demanda, que podría contrastarse solo si la misma considera que no es necesario el aumento. "No hay un número exacto para definir los efectos, sí que puede que haya movimientos en algunos precios que podrán revertirse en otro momento del mes o no", concluyó Iragui. El frío suma presión sobre un dólar ya movilizado. El sostenimiento de bajas temperaturas puede aumentar la demanda de energía e impactar en el saldo exportable del sector energético, lo que implicaría menor oferta de dólares en un esquema de flotación entre bandas cambiarias. La menor oferta se traduce en un aumento del precio del dólar oficial. El valor del tipo de cambio es considerado un ancla fundamental en materia de precios. "Si bien el traslado a precios de las variaciones del tipo de cambio viene siendo bajo, puede tener algún impacto", consideró un analista en estricto off. Para Iragui, los movimientos en el tipo de cambio no tuvieron magnitudes que pudieran implicar un traslado a precios que impacte en la inflación. "Junio cerró prácticamente igual que mayo", mencionó sobre la volatilidad de las variaciones y agregó: "Siempre un salto cambiario tarde o temprano se traslada a precios, pero depende las magnitudes y la velocidad en la que lo haga". La suma de los factores tendrá un efecto, pero más adelante, consideró la economista Noelia Torres. "Hay que esperar a la semana que viene para ver el impacto, sobre todo en alimentos". Esto, sumado a la menor oferta del agro y a los niveles de turismo, es esperable "que traslade el equilibrio del mercado de cambios a un nivel más alto en las próximas semanas", agregaron desde Vectorial. El fin de la liquidación de cosecha, para Torres, puede venir de la mano de nuevas presiones devaluatorias.