Luego de que la Legislatura Bonaerense votara ayer afirmativamente la autorización para que Axel Kicillof pueda buscar más de u$s 3.000 millones en los mercados, algunos dirigentes políticos sintieron que el alma les volvía al cuerpo y otros hicieron una mueca, entre la satisfacción y la duda por lo que vendrá.

Fueron semanas de negociación entre el Ejecutivo provincial, las tribus del peronismo y de la oposición para conseguir dos tercios de ambas cámaras y habilitar la toma de deuda que le da aire al gobierno provincial en un contexto de ahorcamiento nacional de fondos.

Kicillof, a través de sus emisarios, Mariano Cascallares y Gabriel Katopodis, debió ceder: habilitó un fondo para intendentes que será independiente de la deuda que pueda tomar y, además, debió crear nuevas “sillas” en el Banco de la Provincia que fueron destinadas a la oposición.

Además se aprobó la creación de una bicameral de control de seguimiento de la deuda, un punto que era objetado por el kicillofismo que veía allí la intención de dirigir el sentido de los gastos. Eso también debió concederse.

Algunos suman a la cuenta la designación del camporista Alejandro Dichiara al frente de Diputados como una derrota interna para el mandatario que, sin embargo, puede celebrar aun cuando prefiere hacerlo de manera modesta, casi en silencio.

El Cronista consultó a funcionarios que conocen el pulso del gobernador para saber a quién se debía asignar el rédito por una victoria que necesitó alinear muchos planetas: “No hay ninguna virtud. Es mera y simplemente lo que debía pasar”, dijeron de manera lacónica.

Mientras tanto, uno de los negociadores se limitó a decir que era una misión encargada por el gobernador y simplemente se cumplió. Las expresiones parecen más cercanas a la finalización de un mero trámite por ventanilla, algo bien lejos de la realidad.

El oficialismo debió conseguir la adhesión de los radicales -que vivieron una disputa interna bastante importante en los últimos días- y de otras fuerzas que se mostraban esquivas. Quizá el caso resonante fue el del PRO, que acompañó a pesar de la presión que ejerció Sebastián Pareja, el armador de La Libertad Avanza en la provincia.

Quienes se opusieron expresamente fueron los legisladores del Frente de Izquierda y de La Libertad Avanza, aunque se debe sumar un párrafo a la inesperada aparición en el recinto del intendente de San Nicolás, Santiago Passagila.

El jefe comunal tiene una licencia como diputado desde diciembre de 2023. Ayer quiso desplazar a su reemplazante y retornar a la banca para bloquear la sanción del endeudamiento. Mientras se debatía, irrumpió en el recinto a los gritos denunciando “abuso de poder” y se escudó en el Reglamento para recuperar el control de su banca.

Alexis Guerrera, presidente del cuerpo, le señaló que no podía tomar la palabra por no formar parte del cuerpo en la medida en que no había presentado la licencia otorgada por el Concejo Deliberante de su ciudad y por ende se mantenía aún como intendente en actividad.

Mientras tanto, el presidente del bloque de La Libertad Avanza, Agustín Romo, afirmó que el endeudamiento pedido no es para “hacer un roll-over de deuda”, tal como argumentan desde la gobernación, sino que se está “financiando la campaña presidencial de Axel Kicillof”. Romo fue más allá y señaló que la mayoría se consiguió “subastando el Banco Provincia entre quienes lo apoyan”.

El libertario también señaló que lo concedido al Gobernador implica que el mandatario “no tenga que recurrir más a la Legislatura por dos años”. Sin embargo, nada señaló de la ausencia de uno de sus diputados, suceso que facilitó el número para la aprobación.

El frente interno, latente

Desde la semana pasada, por lo bajo, los voceros oficiales y extraoficiales parecían estar participando de un partido de truco, en el que no se sabía a ciencia cierta cuál era la verdad.

En el kicillofismo, por ejemplo, se mostraban poco expectantes. Ayer por la mañana, cuando se hablaba de una posible sanción de la norma, seguían escépticos. Para amplios sectores del Movimiento Derecho al Futuro, la dilación del trámite respondió más a jugarretas “internas” que a una oposición intransigente.

Del otro lado, el camporismo y el Frente Renovador hicieron todo lo posible para quedar en la posición de los negociadores hábiles que lograron destrabar lo imposible. Desde el massismo hicieron correr una foto de Guerrera y del jefe de la bancada, el camporista Facundo Tignanelli, hablando por teléfono con Sergio Massa para coordinar las acciones y llegar a buen puerto.

Tignanelli prefirió destacar que el 100 por ciento de los proyectos del Ejecutivo de 2025 fueron aprobados, incluyendo el Presupuesto, la Fiscal Impositiva y el Financiamiento. “37 diputados sobre 92″ señaló el dirigente, casi como eco de las palabras del presidente Javier Milei cuando destaca lo conseguido en dos años de Congreso con bloques minoritarios.

El electo presidente de la Cámara, Alejandro Dichiara, hombre que también responde a Máximo Kirchner, adelantó que se harían todas las gestiones necesarias para conseguir la ley.

El debate, lejos de desaparecer, se mantiene vivo. El próximo capítulo será la elección de autoridades del Partido Justicialista de la Provincia de Buenos Aires. Allí conduce Máximo Kirchner, pero hay varios sectores que buscan sucederlo. Esa es la próxima batalla.