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El derrotero de declaraciones altisonantes que el presidente Alberto Fernándezhilvanó en su primera gira al exterior dio lugar a otro capítulo en el último destino programado, antes de emprender vuelo de regreso al país, donde se lo espera pasada la medianoche del miércoles.
En Barbados, el Presidente mantuvo una reunión de trabajo con la primera ministra de esta nación caribeña, Mia Mottley, con eje en la concertación política entre América latina y el Caribe, el cambio climático, la descolonización, y la igualdad de género. Pero la agenda preestablecida quedó chica cuando ambos dirigentes dialogaron sobre un tema que ambos desvela: la deuda con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Como en otras giras internacionales, Fernández aprovechó la ocasión para empujar el debate sobre una nueva arquitectura financiera internacional, que asegure acceso al crédito a los países de renta media y baja, sin ahogar las posibilidades de crecimiento.
Según pudo saber El Cronista, Fernández y Mottley fueron muy duros con el FMI. La barbadense, según estas fuentes, apoyó una necesaria reforma del organismo multilateral de crédito. Ambos expresaron que, en su estado actual, el Fondo "no va más".
La Argentina, junto con otros países en desarrollo, reclama que el Fondo reduzca los sobrecargos en tasas de interés, y genere un fondo especial para países altamente endeudados. Todas esas discusiones, aunque promovidas durante los más de dos años de negociación, no sirvieron para obtener una quita del capital ni los intereses de la deuda, y aguardan por un debate más amplio al seno del G7 y el G20.
Deuda compartida
Barbados también conoce de tratativas con el FMI. Aunque se le considera es uno de los estados más prósperos del Caribe Oriental, su economía depende del turismo; importa casi todo lo que consumen sus 250.000 habitantes, y tiene un importante déficit comercial.
Barbados recurrió al Fondo casi al mismo tiempo que lo hiciera la gestión de Mauricio Macri para fortalecer la balanza de pagos, recuperar volumen de reservas internacionales y afrontar con menos incertidumbre un plan plurianual de inversiones. Con la pandemia de coronavirus mediante, la isla tuvo dificultades para honrar sus deudas.
Cooperación y Malvinas
En enero pasado, al asumir al frente de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), Fernández prometió a los cancilleres caribeños que su primera acción como titular de esta plataforma sería abordar las prioridades de los pequeños estados insulares de las Antillas. La promesa quedó cumplida con el viaje hasta Bridgetown.
En la reunión de trabajo, que siguieron el canciller SantiagoCafiero; el ministro de Ambiente, Juan Cabandié, y la asesora presidencial Cecilia Nicolini, entre otros, Fernández subrayó los diversos proyectos con los que la Argentina ha brindado cooperación a Barbados en materia agrícola, educativa, ambiental, en salud pública e intercambio deportivo.
Recientemente, la Argentina donó alrededor de 42.000 vacunas a los países de la región; impulsó la enseñanza del castellano en las escuelas, e incluso envió entrenadores de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) para alentar la práctica profesional.
Tras las reuniones de trabajo, Fernández se entrevistó con los representantes de la Organización de Estados del Caribe Occidental (OECO), para renovarles el pedido de apoyo a la reanudación del diálogo sobre la soberanía de las Islas Malvinas, dado que los seis Estados miembro integran el Comité Especial sobre Descolonización de las Naciones Unidas.
Antes de abandonar el Caribe, el Presidente recorrió obras de mitigación del cambio climático en la costa occidental de Barbados, y visitó el Jardín Botánico Nacional, donde plantó un árbol junto a la primera ministro Mottley.