El domingo, en Chubut, algo cambió. O mejor dicho, se decidió que cambiara. Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta, precandidatos a presidente por Juntos por el Cambio (JxC) se encontraron en el Sur después de tirarse con munición gruesa durante varios días. Y más allá del resultado final de las elecciones a gobernador, el morbo pasaba por saber si esta vez habría foto conjunta. No solo la hubo, sino que además se dieron situaciones impensadas. Dijeron que después de las PASO apoyarían al ganador de la interna, y Bullrich hasta tuvo el gesto de frenar a quienes -con Larreta en el escenario- cantaban "Patricia presidenta". Lo de Chubut fue el inicio de una nueva postura, al menos puertas hacia afuera. Hay un pacto de no agresión de acá a las primarias. Finalmente entendieron que las acusaciones cruzadas afectaban a sus propias candidaturas y al espacio en general. Muchos dicen que la "lección de Santa Fe", donde Carolina Losada perdió feo en las PASO luego de disparar cuantas veces pudo contra Maximiliano Pullaro, quien finalmente ganó, fue importante para que esto ocurriera. En las próximas dos semanas -si nadie se sale del libreto- habrá paz. Incluso, hasta se empezó a entrever una posibilidad que hasta ahora no corría, y que tiene que ver con la posibilidad de tener un bunker conjunto el 13 de agosto. Del otro lado, en Unión por la Patria (UP), las cosas están claras hace tiempo. Siempre se entendió que la imagen de unidad era la clave, y cuando hubo que mostrar que era posible estar todos juntos -al menos para la foto- los protagonistas tragaron saliva y lo hicieron. Es cierto que el gran momento en este sentido fue en la inauguración de Gasoducto Néstor Kirchner y después no se repitió, pero al menos en ese momento apareció la imagen de unidad. Esto no va a cambiar. Al menos de cara a las PASO. Hacia octubre ya el escenario será otro. Habrá que esperar a ver qué dicen las urnas, pero hay dos ideas. La primera tiene que ver con "el afuera" de la coalición. UP sabe que la carrera presidencial no será simple y que la inflación será uno de sus principales rivales. Entonces aquí la propuesta es reforzar la idea de que el piso de 53,8% que dejó Mauricio Macri mucho tuvo que ver con las cifras que se ven hoy. Hay por un lado la idea de que esta situación no se expuso lo suficiente como para que hoy el Gobierno se pueda desligar -más allá de las cuestiones propias- del constante incremento de precios. Y al mismo tiempo existe la convicción de que en caso de que ese trabajo se haya hecho, habrá que reforzarlo como para que el discurso oficialista termine de entrar. La otra apuesta tiene que ver con avanzar puertas adentro. Y quien aparece como principal destinatario es el presidente Alberto Fernández. No habrá grandes descalificaciones públicas, pero son muchos los que entienden que ya no habrá lugar para mostrar al menos un mínimo acercamiento al mandatario, a quien culpan en gran parte por la mala performance del Gobierno.