

Desde la primera “Caja de Pan del Plan Alimentario Nacional de Alfonsín, allá por el año 1984, se fue sumando asistencia y actualmente están vigentes más de 25 tipos de planes que se fueron agregando, año tras año, con los diferentes gobiernos que se sucedieron. Luego de la aparición de la pandemia, el Estado puso en marcha más ayuda dirigida a de los sectores afectados; pero, a pesar de todo eso es probable que pronto se llegue a que el 50% de la población argentina se encuentre debajo de la línea de pobreza. El dinero para hacer frente a todos estos compromisos en la actualidad proviene de la emisión monetaria y de la alicaída recaudación tributaria, que es soportada por casi un tercio de la población que aporta anualmente el mismo porcentaje al PBI del país.
La cronología de la ayuda del Estado
En el año 1984 en el primer gobierno de la vuelta a la democracia de Alfonsín comenzó, a través de las cajas del Plan Alimentario Nacional (PAN), el primer plan organizado de ayuda alimentaria en el país. Más tarde, en el año 1989, Menen instauró el plan conocido como del Bono Solidario, y un año después se puso en marcha en Buenos Aires el Plan Integral Alimentario y Solidario (PAIS); luego apareció a nivel nacional el Plan Trabajar, y así continuaron los planes que cada vez incorporaban a más habitantes y necesitaban de más recursos.
Con la crisis del 2001, en donde más de la mitad de la población cayó por debajo de la línea de la pobreza, se sucedieron el programa Jefes y Jefas de hogar destinándose capas de más presupuesto para cubrir la alimentación de la población. Más cercano en el tiempo apareció la Asignación Universal por Hijo, que posteriormente en el 2016 también incorporó al beneficio a los hijos de los pequeños contribuyentes (Monotributistas).

Según datos del Ministerio de Desarrollo Social, del año pasado, el detalle de los planes que están activos, es el siguiente:
1) Plan Nacional de Seguridad Alimentaria: El Programa busca cubrir los requisitos nutricionales de niños de hasta 14 años de edad, embarazadas, discapacitados y adultos desde los 70 años en condiciones socialmente desfavorables y de vulnerabilidad nutricional. Los grupos poblacionales prioritarios son las mujeres embarazadas, niños de hasta 5 años de edad y poblaciones con mayor vulnerabilidad nutricional;
2) Plan Nacional de Protección Social: Hogares con niños y niñas entre 0 y 4 años en situación de indigencia y/o extrema pobreza, las personas que integran su núcleo familiar y la comunidad donde viven;
3) Plan Nacional de Primera Infancia: Niños y niñas de 0 a 4 años en situación de vulnerabilidad;
4) Becas progresar: Jóvenes de entre 18 años y 24 años inclusive. En estudiantes avanzados, hasta 30 años. Estudiantes pertenecientes a pueblos originarios sin tope de edad. Estudiantes con alguna discapacidad debidamente certificada, sin tope de edad.
5) Tarifa social de energía eléctrica y gas natural;
6) Programa Hogar: Con alcance a todas las localidades del país que no cuenten con acceso a la red de gas natural.
7) Programa SUMAR: Brinda cobertura de salud a la población materno infantil, niños/as y adolescentes de 6 a 19 años y a las mujeres y hombres hasta los 64 años, a través de los efectores de salud de las jurisdicciones.
8) Incluir Salud: Brinda cobertura de salud a los titulares de pensiones no contributivas.
9) Servicio Nacional de Rehabilitación. Certificado único de discapacidad.
10) Prestación por invalidez, para trasplantes, para madres de 7 o más hijos.
11) Pensión honorífica a veteranos de guerra del Atlántico Sur;
12) Pensión no contributiva por vejez;
13) Pensiones graciables y de leyes especiales;
14) Programa Hacemos Futuro: Destinado a personas físicas y/o hogares en situación de alta vulnerabilidad socioeconómica, en situación de desocupación, que no cuenten con prestaciones de pensiones, jubilaciones nacionales, ni planes de ingreso nacionales o provinciales;

15) Proyectos productivos comunitarios: Trabajadores/as de la economía popular que se encuentren en situación de alta vulnerabilidad social y económica;
16) Monotributo social;
17) Jóvenes con más y mejor trabajo: Jóvenes de 18 a 24 años de edad, inclusive, que residen en forma permanente en el país, que no hayan completado el nivel primario y/o secundario de educación formal obligatoria y que se encuentren en situación de desempleo;
18) Otros planes nacionales de empleo: Trabajadores desocupados o con problemas de empleo;
19) Seguro de capacitación y empleo;
20) Seguro de desempleo, con la actualización que tuvo en los montos en momentos de la pandemia.
21) Pensión universal adulto mayor (PUAM);
22) Asignación universal para protección social (hijo e hijo con discapacidad);
23) Asignación embarazo para protección social;
24) Asignación familiar hijo/ hijo con discapacidad;
25) Asignación familiar prenatal. A todas estas ayudas nacionales hay que sumarles las jubilaciones y pensiones.
Sorpresivamente, en marzo de este año apareció la pandemia del Covid-19. El día 16 de marzo empezó el aislamiento parcial y el 20 cuando Alberto Fernández anunció por decreto el aislamiento obligatorio, todo se paralizó totalmente. Entonces apareció otra vez el Estado, a través de decretos de necesidad y urgencia. Primero se emitió el 332, disponiendo el beneficio de postergación o reducción de hasta el 95% de la contribución patronal destinada al Sistema Previsional Argentino (SIPA), que equivale al 10,77% que abonan las Pymes y al 12,35% las demás empresas que no lo son.
Luego, vino el salario complementario para los meses de abril y mayo, en donde el Estado se hizo cargo del 50% de los sueldos netos que pagan las empresas, con los límites de un salario mínimo vital y móvil ($ 16.875) y dos ($ 33.750). Adicionalmente, aparecieron créditos a tasa cero, destinado a Monotributistas, Autónomos y el salario complementario para determinadas actividades y el Ingreso Familiar extraordinario (IFE).
Es probable que algunos de estos aportes del Estado queden luego que pase la pandemia. A pesar de todo, aquella carrera que comenzó en 1984 y que parece no tener solución estaría demostrando el fracaso de todos los gobiernos que se sucedieron. El resultado es fácil de comprobar: a pesar de toda la ayuda, la pobreza pronto podrá llegar al 50% de la población.
Una por una, todas las medidas de ayuda que anunció el Gobierno hasta ahora
Con el anuncio de hoy, del Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) para los trabajadores informales y monotributistas, de 10.000 pesos , el Gobierno avanzó en una serie de medidas que comenzó a anunciar, gradualmente, desde que arrancaron las primeras disposiciones de restricción, también graduales, de circulación de personas para frenar el contagio de la epidemia de coronavirus en el país.
Los recursos tributarios:
Las reformas tributarias de los últimos cinco años, realizadas por los dos gobiernos, muestran una matriz diferente, pero los actores perjudicados son siempre los mismos. La síntesis de la dirección tomada en el inicio del gobierno de Cambiemos, indica que con las reformas de los impuestos nacionales y provinciales se trató de privilegiar a las empresas en lugar de las personas.
La idea era que con esas medidas se produzca el mundialmente conocido como “efecto derrame , mejorando la situación de las empresas para que luego ese beneficio les llegue a los trabajadores y así a toda la sociedad. Pero eso, finalmente no ocurrió, el derrame nunca le llegó a la gente. Pero, como en Argentina en poco tiempo todo cambia, ante los resultados de las elecciones PASO del año pasado el gobierno de Mauricio Macrituvo que virar y a partir del 12 de agosto se aplicaron medidas diferentes, con modificaciones impositivas en favor de las Pymes y de los contribuyentes individuales. Sin embargo, no alcanzó se tardó en doblar la curva y el “choque finalmente se produjo.
En diciembre llegó el nuevo gobierno que deshizo mucho de lo que había realizado su antecesor, cambiando el orden de las cosas, pasándose de un efecto derrame a otro, que podría llamarse de “ebullición , suponiendo que la dirección de todos los beneficios de la nueva matriz tributaria tiene que inclinarse a favor de los sectores de bajos recursos. Ese camino inicial, se confirmó más aún a través de todas las regulaciones que se implementaron a raíz de la pandemia sanitaria. En ese sube y baja, que se produjo en los últimos 5 años, nunca se logró una posición de equilibrio, en la cual el sector de la clase media, que solventó y solventa con el pago de los impuestos las dos matrices que fueron aplicadas en todos estos años, pueda tener algún alivio fiscal.

Desde hace muchos años, en Argentina conviven cinco actores que frente a los tributos tienen situaciones diferentes. Están conformados por el sector formal de la economía; los que circulan por el sector informal; la clase pasiva; los “blanqueadores ocasionales; y por último, algunos sectores de Estado que tienen privilegios de exenciones tributarias.
El primer grupo está integrado por los contribuyentes autónomos, los empleados en relación de dependencia y las empresas, cualquiera sea su tamaño y el formato o el tipo societario que adquieran para funcionar. Por otro lado, existe un sector informal que contribuye muy poco, limitándose únicamente al pago de los impuestos al consumo, en la etapa final de la cadena, que es el momento en que adquieren bienes o servicios que consumen.
También, existe un sector que no paga los impuestos que tendría que pagar; espera que, cada tanto, se habilite un blanqueo de capitales para limpiar, en forma mínima, su pasado tributario. También, está la clase pasiva que tributó oportunamente cuando desarrollaba su actividad, pero como cada tanto el Estado ingresa en estado de necesidad por el déficit fiscal, tienen que seguir haciéndolo.
Existe un quinto actor que está representado por el Poder Judicial, que no paga el Impuesto a la renta (Ganancias) a pesar que la ley 20.628 no lo exime, sino que no lo hace porque a través de una acordada de la Corte Suprema (20/96) se declaró la inaplicabilidad de la derogación de la exención en el impuesto para los magistrados y los funcionarios del Poder Judicial de la Nación que se había realizado en 1996.
Ayuda social, Pobreza y Recaudación Tributaria; está claro, que siguiendo el mismo camino y repitiendo los mismos errores no se llegará a ningún resultado diferente.














