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En el corazón montañoso de China surge lo que varios analistas ya llaman un canal terrestre: un corredor ferroviario que conecta el Sudeste asiático con Europa y promete reconfigurar la logística global. Al centro de esta transformación está Chongqing, una metrópoli interior que deja de ser punto de tránsito local para convertirse en nodal alternativo a las rutas marítimas tradicionales.

La ventaja es tangible: trayectos desde Hanoi a Europa vía Chongqing pueden tardar menos de 14 días, frente a los 30–40 días que exige el envío por mar. Ese recorte (de hasta 20 días) no sólo reduce costos de inventario, sino que ofrece previsibilidad frente a las congestiones portuarias y los incidentes en pasos como el Canal de Suez o el estrecho de Malaca.

Cómo funciona el “canál” ferroviario: características y alcance

La pieza clave es una red de trenes de carga de alta frecuencia, impulsada por servicios como el ASEAN Express que, tras su lanzamiento en 2023, conecta Hanoi con Chongqing en cinco días y permite que mercancías lleguen a Alemania y Polonia en menos de dos semanas. El sistema aprovecha enlaces terrestres ya construidos bajo la iniciativa de infraestructura china y suma digitalización aduanera para acelerar el tránsito.

EFE/EPA/FILE/WU HAO

Chongqing no es sólo un hub logístico: maneja cientos de contenedores diarios y concentra industrias estratégicas. La integración entre fábricas y vías terrestres facilita exportaciones rápidas (especialmente de vehículos eléctricos y componentes electrónicos) reduciendo la dependencia de puertos costeros.

Estrategia geopolítica: diversificación y autonomía

El impulso detrás del proyecto va más allá de la eficiencia: es una respuesta estratégica a vulnerabilidades de la navegación global. China busca reducir exposición a corredores marinos vigilados por potencias navales y mitigar riesgos políticos asociados al Corredor Norte, que atraviesa territorio ruso y mostró fragilidades en 2023–2024.

El transporte ferroviario es más rápido y reduce riesgos como la piratería, pero enfrenta la prueba de la competitividad en precio. Muchos trazados operaron con subsidios estatales para rivalizar con el flete marítimo barato; la transición exige armonizar aduanas, tarifas y coordinación entre gobiernos para sostener la escala comercial.

Un modelo para el interior y la próxima frontera logística

El experimento de Chongqing funciona como prototipo: otras ciudades interiores chinas podrían replicar este modelo de economías interiores, impulsando manufactura cercana a salidas logísticas. A mediano plazo, la configuración de corredores alternativos —incluido el llamado Corredor Medio que evita Rusia— decidirá si este “canál” ferroviario es una alternativa circunstancial o la nueva columna vertebral del comercio Eurasia.