En Asia, un país que hasta hace poco no era visto como un actor central en el tablero militar empieza a llamar la atención de las potenciasglobales. La región vive una tensión constante, marcada por los movimientos de China y la presencia de EstadosUnidos, pero un nuevo factor podría alterar el equilibrio.
La incógnita es si este ejército, en proceso de modernización, será capaz de transformarse en un actor que condicione la estrategia de las grandes potencias. El interés no solo proviene de su posición geográfica, sino también de la capacidad que pueda alcanzar en los próximos años. La zona donde se encuentra es clave para el comercio marítimo, para las rutas energéticas y para el control de puntos estratégicos.
De ahí que los analistas adviertan que un cambio en la correlación de fuerzas podría redefinir los escenarios de seguridad en toda la región. El debate se centra en cómo una nación asiática, con recursos limitados pero con creciente apoyo internacional, podría pasar de ser un jugador secundario a un actor influyente.
¿Nace una potencia asiática? La preocupación de China y Estados Unidos
El país en cuestión es Filipinas. De acuerdo con el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS), con sede en Washington, el equilibrio en el mar de China Meridional dependerá en gran parte de cuánto logre fortalecer sus propias capacidades militares. Si bien hoy no cuenta con medios suficientes para contrarrestar por sí mismo la coerción china, su alianza con Estados Unidos actúa como un disuasivo primario frente a posibles agresiones.
El ejército filipino ha comenzado un proceso de modernización que incluye la compra de aviones de combate, sistemas de defensa costera y buques de patrulla. Estas adquisiciones buscan dar mayor autonomía a sus fuerzas armadas, aunque todavía dependen en gran medida de la cooperación estadounidense para entrenamientos y transferencias tecnológicas.
El papel de Filipinas frente a China y Estados Unidos
Para China, el crecimiento militar filipino representa un obstáculo adicional en sus reclamaciones territoriales sobre el mar de China Meridional. Una Filipinas más fuerte, respaldada por Washington, limita su margen de maniobra y aumenta los costos de una eventual escalada. Para Estados Unidos, en cambio, el fortalecimiento del ejército filipino es clave para sostener su presencia en Asia sin asumir por completo la carga militar.
Con bases compartidas y ejercicios conjuntos, la alianza busca proyectar estabilidad en una región donde los equilibrios de poder se encuentran en constante transformación. En este contexto, Filipinas emerge como el ejército asiático menos pensado que podría condicionar los planes de las dos grandes potencias.