Las alarmas en Europa y occidente no cesan: la tensión entre Rusia y Estados Unidos ha llegado a un punto cúlmine. El Kremlin lanzó una fuerte amenaza a Donald Trump si se atrevía a enviar los misiles Tomahawks a Ucrania.
Funcionarios bajo el mando de Vladimir Putin advirtieron que lastimarán a los responsables si estos misiles causarán problemas en Rusia. Estas armas ponen en peligro las refinerías de petróleo y las bases militares rusas.
La amenaza de Moscú se produce después de que Trump indicara que estaba considerando activamente la solicitud del presidente ucraniano, Volódimir Zelenski.
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Rusia amenazó a EE.UU. con derribar todos los misiles de crucero Tomahawk y destruir sus bases de lanzamiento si Trump se compromete a suministrar a Ucrania estas potentes armas de largo alcance. Andréi Kartapolov, presidente del comité de defensa del parlamento ruso, "recomendó" al presidente Trump que mantuviera los misiles fuera de Ucrania.
"Nuestra respuesta será dura, ambigua, mesurada y asimétrica", declaró Kartapolov a la agencia estatal de noticias RIA y agregó: "Encontraremos la manera de lastimar a quienes nos causan problemas".
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Según los expertos, los Tomahawks son misiles subsónicos que tienen la potencia y el alcance necesarios para diezmar instalaciones militares y petroleras en el interior de Rusia. Un alto asesor del Congreso declaró previamente al New Tork Post que "enviar incluso un solo Tomahawk a Ucrania asustaría muchísimo a los rusos más que casi cualquier otra cosa que pudiéramos hacer".
Aun así, para el funcionario ruso los Tomahawks harán poco por cambiar el curso de la guerra. "Conocemos muy bien estos misiles, cómo vuelan, cómo derribarlos; trabajamos con ellos en Siria, así que no hay nada nuevo", declaró el legislador que sentenció: "Los únicos que tendrán problemas serán los que los suministran y los que los usan".