Un equipo de investigadores y científicos llevó a cabo una histórica expedición en las aguas de la Isla Attu, en el extremo occidental de Alaska, y se redescubrieron estructuras utilizadas en la Segunda Guerra Mundial, como submarinos desaparecidos y restos de bombardeos.
El hallazgo, considerado como uno de los más importantes en el último tiempo, aporta más claridad al desenlace de la Segunda Guerra Mundial: permite saber qué fue lo que sucedió con estos dispositivos que tuvieron gran protagonismo durante toda la guerra. El objetivo, justamente, fue redescubrir y documentar naufragios olvidados.
Los trabajos de investigación en la zona fueron conducidos y llevados a cabo por el Dr. Jason Raupp y el investigador Dominic William Bush. Además, fue financiado económicamente por la NOAA y el Servicio de Parques Nacionales de EE.UU. Esto permitió aplicar tecnología de vanguardia como drones submarinos.
El verdadero final de la Segunda Guerra Mundial
Los hallazgos pueden ser considerados como los más notables del siglo por su importancia: en la zona se encontraron los restos del Cheribon Maru, un buque japonés hundido destruido en 1942 por las bombas de Estados Unidos; el USAT Dellwood, un barco de cableado que fue hundido en 1943; y el Kotohira Maru, un buque carguero japonés bombardeado y hundido a principios de 1943.
Estos barcos desaparecieron y no fueron vistos nunca más desde 1940. Su redescubrimiento, en este contexto, brinda datos claves y reveladores sobre la Campaña de las Aleutianas, un movimiento militar librado entre junio de 1942 y agosto de 1943 en las Islas Aleutianas de Alaska.
Descubrimiento sin precedentes sobre la Segunda Guerra Mundial
Además de los barcos hundidos, que ya forman parte del patrimonio histórico de la Segunda Guerra Mundial, los expertos han encontrado redes defensivas sumergidas, equipos portuarios y vehículos de construcción. El objetivo final del equipo es crear modelos digitales tridimensionales.
En algunas de las estructuras, como el Cheribon Maru o el Kotohira Mar, son analizados con un mecanismo de respeto y a través de estándares internacionales de conservación. La expedición no sólo ha permitido documentar material histórico, sino que además ha abierto una nueva ventana de estudio arqueológico.