

La llegada de la plataforma petrolera Alula al Lago de Maracaibo marca un despliegue histórico de inversión china en Venezuela, en medio de sanciones de EstadosUnidos y crecientes tensiones militares en el Caribe. El proyecto, liderado por China Concord Resources Corp (CCRC), busca reactivar campos petroleros estratégicos y aumentar la producción diaria de crudo, consolidando a Maduro frente a la presión internacional.
El acuerdo se realiza bajo un contrato de producción compartida de 20 años y amparado en la Ley Antibloqueo de 2020, que permite al régimen venezolano suscribir contratos con empresas privadas sin supervisión parlamentaria.
Mientras China asegura acceso a crudo pesado con descuentos, Venezuela recibe capital y know-how para reactivar su industria petrolera, en un contexto donde la presión estadounidense sobre Maduro sigue aumentando.
China Concord inicia proyecto millonario en el Lago de Maracaibo
La primera instalación flotante de producción de crudo del proyecto de 1.000 millones de dólares operado por China Concord Resources Corp (CCRC) ya se encuentra en el Lago de Maracaibo. La plataforma autoelevableAlula cruzó el puente del lago y se dirige a Lagunillas, donde se reabrirán los campos Lago Cinco y Lagunillas Lago.

El objetivo de CCRC es elevar la producción desde los 12.000 barriles diarios actuales hasta 60.000 barriles diarios a fines de 2026. Para lograrlo, la empresa trasladó personal técnico desde Zhoushan, China, y planea reabrir cerca de 100 pozos, destinando el crudo ligero a PDVSA y los grados más pesados a China.
Este acuerdo se realizó bajo un contrato de producción compartida de 20 años, firmado con PDVSA y el Ministerio de Petróleo de Venezuela, siguiendo la Ley Antibloqueo de 2020, que permite al régimen suscribir contratos con empresas privadas sin pasar por el Parlamento.
La estrategia de Maduro frente a la presión de Estados Unidos
El desembarco de CCRC coincide con un incremento de la presión militar estadounidense en el Caribe. Washington desplegó al menos siete buques y un submarino de ataque rápido, en operativos contra el narcotráfico. Esta situación se enmarca en acusaciones previas de narcoterrorismo contra Nicolás Maduro y altos funcionarios, y el aumento de la recompensa por su captura a 50 millones de dólares.
El régimen venezolano asegura que el despliegue naval estadounidense busca un cambio de régimen mediante amenazas militares, mientras China aprovecha la oportunidad para asegurar crudo pesado con descuento y sin exposición directa de sus empresas estatales.

La Ley Antibloqueo facilita este tipo de acuerdos, concentrando el poder en manos de Maduro y reduciendo contrapesos institucionales, según expertos del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS). Para Caracas, el proyecto representa una inyección de capital y know-how sin perder el control de los activos estratégicos.
Maduro y China: impacto geopolítico y desafíos de la reactivación petrolera
El proyecto de CCRC no solo busca incrementar la producción de crudo en Venezuela, sino también consolidar la presencia de China en sectores estratégicos de países sancionados. La meta de 60.000 barriles diarios depende de la reparación de pozos, líneas y logística en una cuenca con infraestructura envejecida y cortes eléctricos frecuentes.
En el tablero geopolítico, la Alula simboliza un equilibrio delicado: mientras Maduro enfrenta presión militar y judicial de Estados Unidos, China afianza su rol como aliado estratégico en el corazón histórico de la industria petrolera venezolana. La evolución del proyecto en los próximos meses determinará si se trata de un impulso real o una promesa más en una industria acostumbrada a anunciar resultados ambiciosos.










