

El anuncio del descubrimiento de un planeta gigante orbitando una estrella diminuta ha sacudido al mundo de la astronomía. Nada menos que un cuerpo tan masivo como Saturno, pero alrededor de una enana roja de apenas una quinta parte de la masa del Sol. El hallazgo reta los modelos que explican cómo nacen y evolucionan los sistemas planetarios.
La investigación, basada en datos del satélite TESS de la NASA y el Very Large Telescope de la ESO, fue detallada en la revista Nature Astronomy. Aunque el planeta ya había sido detectado, su tamaño y emplazamiento lo convierten en un caso extraordinario que obliga a replantear teorías consolidadas sobre formación y crecimiento de planetas.
Un planeta enorme alrededor de una estrella diminuta
Se trata del planeta TOI-6894b, un gigante gaseoso de tamaño ligeramente superior al de Saturno, pero con solo el 56% de su masa, orbitando en apenas tres días alrededor de la estrella TOI-6894, ubicada a unos 240 años-luz, en la constelación de Leo.

Este descubrimiento produjo un auténtico shock en la comunidad científica, porque según los modelos actuales, una estrella tan pequeña -con solo el 21% de la masa solar- no tendría suficiente masa protoplanetaria para formar un bebé tan voluminoso antes de que el gas desaparezca reuters.com.
¿Por qué cambia todo lo que sabíamos?
La existencia de TOI-6894b obliga a reconsiderar cómo funciona la formación de planetas gigantes. En sistemas de estrellas pequeñas, se pensaba que los discos de gas eran demasiado ligeros y efímeros para permitir la acumulación de núcleos planetarios lo suficientemente grandes. Aquí, sin embargo, el planeta no solo llegó a formarse, sino que sobrevivió orbitando muy cerca de su estrella.
Un dato llamativo: el diámetro de la estrella es solo 2,5veces mayor que el del planeta. Es decir, su tamaño es inusual, casi emparejado con su anfitrión más pequeño conocido en todo el universo.
Un laboratorio para estudiar atmósferas frías
TOI-6894b es un mundo gaseoso notablemente frío -unos 420K, nada que ver con los júpiteres calientes- y de baja densidad. Su atmósfera ya ha sido catalogada como candidata ideal para buscar metano y amoníaco, gracias a lo profundo de su tránsito que bloquea un 17% de la luz estelar csic.es.
El Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC), colaborador del estudio, suministró datos clave desde el Observatorio de Sierra Nevada y confirmó que no se trataba de un falso positivo -no es una estrella doble eclipsante, sino un verdadero exoplaneta gigante.
¿Qué sigue después del hallazgo?
El hallazgo de TOI-6894b representa un punto de inflexión en la astronomía exoplanetaria. Está previsto que el telescopio espacial James Webb analice su atmósfera en detalle, lo que podría verter luz sobre la formación de núcleos planetarios y la química de atmósferas frías y ricas en carbono.

Como advierte Edward Bryant, coautor del estudio: "estos hallazgos sugieren que incluso las estrellas más pequeñas en el universo pueden, en algunos casos, formar planetas muy grandes". Si se descubre que esto es más común de lo pensado, podríamos estar sí ante un cambio de paradigma en la búsqueda de exoplanetas.













