En el norte de Alemania, cerca del histórico asentamiento vikingo de Haithabu, un detectorista de metales descubrió un impresionante tesoro repleto de oro perteneciente a la Alta Edad Media.
El conjunto, de unos 1.000 años de antigüedad, contiene cerca de 200 piezas de oro, entre ellas monedas árabes, lingotes de plata, hacksilver y un colgante enigmático que podría ser una cruz cristiana o un martillo de Thor inacabado. El descubrimiento fue realizado por Arjen Spießwinkel, miembro de un grupo autorizado de voluntarios en Schleswig-Holstein, mientras exploraba la zona del Schlei, un brazo del mar Báltico.
Tras el hallazgo de oro, arqueólogos estatales excavaron el sitio y confirmaron la relevancia histórica del conjunto. Según los especialistas, este tesoro podría estar relacionado con el intenso comercio y los cambios culturales que vivió la región en el siglo X. Haithabu, uno de los principales centros mercantiles vikingos, fue un punto clave de contacto entre Escandinavia y el resto de Europa.
Encuentran un teesoro vikingo repleto de oro
Uno de los objetos más llamativos es un colgante cuya forma ha generado debate entre los arqueólogos. Si se trata de una cruz, podría ser una señal temprana de la cristianización en la región, que comenzó a difundirse tras la llegada de San Ansgar en el siglo IX.
Sin embargo, también existe la posibilidad de que sea un martillo de Thor, símbolo de fidelidad a los dioses nórdicos. Este tipo de colgantes se utilizaban como respuesta cultural a la expansión del cristianismo, manteniendo vivas las creencias paganas entre la población.
Un tesoro con pistas sobre un asentamiento perdido
Además de piezas de plata y monedas árabes conocidas como dirhams, el hallazgo incluye un fragmento de cerámica y una piedra de afilar. Estos elementos podrían indicar la presencia de un asentamiento cercano aún no identificado por los arqueólogos.
La ubicación estratégica del hallazgo refuerza la idea de que el área fue un centro de actividad económica y cultural. Los expertos señalan que el tesoro es clave para comprender las interacciones entre comercio, religión y poder en la Era Vikinga.