El vino espumoso, siempre evocó glamour y lujo, atributos muy merecidos; pero también es cierto que es una categoría que comprende perfiles complejos, finos y exquisitos y otros más sencillos, frescos y frutados.
Por esa razón, el espumoso atraviesa una tendencia hacia la democratización; bajarse de su pedestal es posiblemente lo mejor que le ha podido pasar, debido a que ya no se reserva para ocasiones como las fiestas, agasajos especiales o una boda.
Un espumoso puede, mejor dicho, debe ser una bebida de consumo cotidiano y casual, que no amerite ninguna razón de peso para beberlo, sino que beber burbujas sea la única y verdadera ocasión.
El nuevo outfit de las burbujas, entusiasma a los fanáticos de la cocteleria, que descubrieron la conveniencia de un espumoso para prepararse un delicioso spritz o una mimosa en un domingo brunchero. Una opción, tremendamente exitosa, son las bebidas ya listas para el consumo (RTD ready to drink), muchas de ellas basadas en vino espumoso saborizado.
En esta línea debemos destacar aquellos productos disruptivos o verdaderamente novedosos dentro de la categoría, esos que rompen con el molde o el paradigna.
Espumosos saborizados tipo bitter macerados con naranjas; espumoso de vino naranjo elaborado con uvas blancas maceradas y fermentadas con sus pieles; son algunas propuestas que ofrecen alternativas de sabor y consumo.
Infaltable en la cartera de la dama y el bolsillo del caballero
El consumo del vino en lata, comenzó en los Estados Unidos, allá por 1930. Es verdad que tiempo atrás, el contacto con el metal hacia que el vino fuera fácilmente perecedera.
Pero, las técnicas de envasado se han perfeccionado constantemente gracias al desarrollo de nuevas tecnologías que permiten mantener intacta la calidad de la bebida y prolongar considerablemente su vida útil. Hoy las ventajas que ofrece a las bodegas son muchas.
Por otro lado, los bebedores más jóvenes, construyen una relación diferente y menos protocolar con el vino, la aceptan como una opción del after office, o lo beben en un coctel con hielo. Para ellos, los envases portátiles, como latas o botellas minis, son infaltable en las compras mensuales.
Si bien las botellas de vidrio representaron el 68.43% de los ingresos en 2024; se proyecta que los formatos enlatados registren un crecimiento cerca del 7% hasta 2030.
Burbujas ecofriendly
Los consumidores green son conscientes, comprometidos y sensibles. Sin importar sus razones (salud, nutrición, moda, o compromiso medioambiental) alientan a que las bodegas cada día sumen algún sello o certificación eco friendly.
En Champaña (Francia), como en España, quien lidera la producción de Cava ecológico con la mayor superficie cultivada certificada, como en Argentina y el resto del mundo; el compromiso de las burbujas con las prácticas medioambientales es un hecho.
Las latas, volviendo al punto anterior, son de aluminio es 100% reciclable y supone una menor producción de CO2; otra razón de peso para que los jóvenes las elijan.
Burbujas pink
Ya hace tiempo que el vino rosado está de moda en todas sus formas.
Esta transformación, alcanzó a los espumosos; un cambio que no es puramente estético (un color más pálido o unas botellas de diseño), sino que se ve acompañada de un nuevo hábito: aceptar que el rosé es un vino con su personalidad, y podemos beberlo todo el año, no sólo en verano.
Además, el rosado es una alternativa sumamente versátil con la cocina.
Un rosado con burbujas de pinot noir o de malbec, puede ser un aperitivo perfecto o bien el compañero de platos ligeros como entrantes, ensaladas, platos como ceviche, carpaccio, sushi, entre otros.
Burbujas fitness
Ya nadie discute esta tendencia. El concepto “low carb” o “0 carb”, es una marcada preferencia del consumidor.
Las técnicas de envasado se han perfeccionado constantemente gracias al desarrollo de nuevas tecnologías que permiten mantener intacta la calidad de la bebida y prolongar considerablemente su vida útil. Hoy las ventajas que ofrece a las bodegas son muchas
De la mano de esta tendencia, surgen propuestas diferentes en el mundo de las burbujas. Espumosos que resultan una fermentación parcial, por lo tanto, de bajo grado y con un trazo de azúcar residual, fresco, tipo aperitivo y muy fácil.
Estamos en un momento de transformación global, donde la categoría de vinos sin alcohol busca ser la llave para recuperar un consumo que muestra señales de retracción en todo el mundo. Si bien hoy representan alrededor del 1% de la categoría, las proyecciones apuntan a un crecimiento de dos dígitos por año hacia 2030, impulsados por mercados como Europa, Estados Unidos y Oceanía, las regiones que lideran la expansión del consumo consciente.
Otros datos de IWSR (International Wines and Spirits Record), indican que el mercado global de bebidas “low & no alcohol” creció un 7% en volumen en 2023, alcanzando un valor estimado de USD 13.000 millones. En el Reino Unido, las ventas aumentaron un 25% en el último año, mientras que en Estados Unidos el canal minorista ya ofrece más de 300 etiquetas “no alcohol” en góndola, muchas provenientes de bodegas tradicionales que lanzaron versiones 0%.
Los espumosos sin alcohol son resultado de tecnologías de desalcoholización, métodos de elaboración que avanzan cada día, y son protagonistas en el nuevo horizonte que se avecina. La desalcoholización ya es cosa juzgada en el mundo de la cerveza – una categoría tremendamente exitosa -, un camino que llegó para quedarse y atraviesa a todas las bebidas, no solo el vino, también los destilados y los aperitivos como el vermut.
Burbujas premium
La apuesta por la elaboración de espumosos de alta gama y de añada única, sigue vigente. Son ejemplares, destinados a construir y poner en valor un segmento premiun y conquistar a quienes deseen disfrutar de la máxima perfomance que ofrecen las burbujas.
Regiones en altura, crianza prolongadas en botella, vinos de añada especial, blend de añadas, microvinificaciones, son entre otros los caminos y recursos para encontrar esa expresión superlativa.
Se prevé que el tamaño del mercado mundial del vino espumoso crezca de 43.61 millones de dólares en 2025 a 57.47 millones de dólares en 2030, con una tasa de crecimiento anual compuesta (TCAC) del 5.67 %.
Las ofertas de espumoso premium representaron el 55.33 % del tamaño del mercado y se prevé que se expandan, de modo que las burbujas de alta gama o lo que el consumidor entienda como premiun como el ecológico, de única añada o las ediciones limitadas, tienen una oportunidad. (Fuente: mordorintelligence)
¿Quién bebe y cuándo se bebe?
La estacionalidad del consumo del espumoso es su principal característica. Históricamente, se lo asocia a las celebraciones de fin de año. Sin embargo, se nota una tendencia a suavizar estos picos de consumo, manteniéndose más o menos estable a lo largo de todo el año, pero si aumentando en el verano.
Para terminar ¿quien es el consumidor que impulsa el volumen y el valor en la categoría espumoso? Desde 2016, los bebedores mayores de 55 años están saliendo de la categoría o, si se mantienen, lo hacen reduciendo su frecuencia de consumo.
El crecimiento proviene principalmente del consumidor adinerado urbano menor de 45 años, principalmente las cohortes Millennials y Gen-Z.
Este grupo, busca nuevas experiencias con las burbujas; tienen preferencia por productos locales, lo que es un buen augurio para los espumosos argentinos.
Para estos nuevos bebedores la relación con la categoría está cambiando. Los bebedores de vino espumoso solían ser sus padres; ahora es más probable que sean sus amigos o compañeros de trabajo. Ellos desafían la visión “conservadora” del vino espumoso que tienen sus contrapartes mayores. Mientras que los mayores de 55 años creen firmemente que hay un momento y un lugar para el vino espumoso, ellos no ven ningún problema en tomar una copa al final de un día laborable o abrir una botella durante un picnic o comida informal en casa con amigos, y que la botella misma sea la ocasión.
Quizás deberíamos darles la derecha a estos jóvenes consumidores, y seguir el sabio consejo de Coco Channel: “Solo bebo burbujas en dos ocasiones, cuando estoy enamorada, y cuando no lo estoy”.
