Dirigentes empresariales argentinos trabajan con un escenario de congelamiento de las importaciones este año, en relación a 2011, en función de las medidas restrictivas que entraron en vigor el pasado 1 de febrero.
Una ordenanza de la Afip, el Fisco de Argentina, pasó a exigir una declaración jurada a los importadores que luego deben aprobar varios organismos oficiales.
Un detallado estudio de la consultora Carlos Melconian, que circula entre empresarios, proyecta importaciones por u$s 6.000 millones mensuales, lo que totalizaría u$s 72.000 millones al año, valor ligeramente inferior a los u$s 73.900 millones registrados en 2011. En términos prácticos, el congelamiento representa un freno de casi 20%. En los últimos meses, el ritmo de las importaciones era de u$s 7.000 millones al mes, lo que proyectaba un total de u$s 84.000 millones a lo largo de 2012.
La reducción es mayor si se considera la composición de la pauta de importaciones argentinas. Para conseguir una rápida ampliación del saldo comercial, el gobierno precisará restringir la importación de diversos insumos, afectando directamente la economía.
Entre 2010 y 2011, las compras externas crecieron 31%, con el mayor salto registrado en la cuenta de aceites, gas y combustibles. Ese segmento, que tenía un superávit de u$s 1.100 millones hasta el año 2010, pasó a tener un déficit de u$s 4.100 millones. Las importaciones de esos insumos subieron 115% el año pasado, pasando de u$s 5.200 millones a u$s 9.000 millones.
Sin embargo, en términos absolutos el mayor déficit está en el segmento "máquinas y motores", con un rojo de u$s 9.100 millones, y "máquinas y aparatos eléctricos", con u$s 7.800 millones.
Pero dentro de esas dos clasificaciones están tanto bienes de capital como bienes terminados. Entre esos últimos, posiblemente los teléfonos celulares de la nueva generación se conviertan en el blanco preferido del gobierno. La cuenta argentina muestra un significativo déficit de u$s 2.300 millones en 2011 con nuevos productos de fabricantes como Apple y Nokia. Eso equivale a todo el déficit argentino en autopiezas.
La desaceleración de la economía brasileña tiende a reforzar la necesidad de ajustes en las importaciones argentinas porque disminuye de manera drástica las encomiendas brasileñas de productos industrializados argentinos. En el sector automotriz, el saldo positivo del flujo de vehículos registrado en 2009 y 2010 se tornó negativo el año pasado. Solamente entre diciembre del año pasado y enero de 2012 se acumuló un saldo negativo de 35.800 automóviles.
En la balanza comercial argentina, el país consiguió en 2011 un superávit de u$s 10.300 millones, pero concentrado en pocos productos. De los 99 capítulos de la nomenclatura del comercio internacional, Argentina resultó deficitaria en 65, acumulando un saldo negativo de u$s 41.000 millones. El saldo de los 34 superavitarios suma u$s 51.600 millones, pero mitad de ese total corresponde a las divisas generadas por el complejo de la soja y sus derivados. Otros u$s 9.100 millones provienen de la venta de cereales y sus subproductos. El comercio internacional de frutas rinde u$s 3.100 millones, y de oro u$s 2.800 millones.
El texto de la consultora indica que las importaciones provenientes de Brasil tienden a tener un tratamiento privilegiado en relación a las de otros proveedores, debido al interés estratégico del gobierno argentino en mantener el Mercosur. "En relación al resto, todo dependerá de la disposición del exportador en buscar represalias".
Pero la economía de u$s 1.000 millones en importaciones al mes no será la única que realizará el gobierno de Argentina este año, según el informe. "Se están preparando barreras en el comercio de servicios y en las operaciones financieras, como la remesa de lucros y dividendos", sugiere.
En el área de servicios, llama la atención el brusco deterioro de las balanzas vinculadas al turismo. Según el estudio, el déficit en los pasajes pasó de u$s 839 millones a u$s 1.400 millones en los últimos dos años, mientras el saldo positivo con turismo y viajes cayó de u$s 1.400 millones a u$s 334 millones entre 2010 y 2011. El gasto con la remesa de lucros y dividendos se mantuvo estable en u$s 4.000 millones en el mismo período. El estudio de Melconian tomó como base datos oficiales del Banco Central (BC) y del instituto de estadísticas argentino (Indec).
Todo el esfuerzo macroeconómico del gobierno argentino en los últimos meses fue generar caja en dólares en el país, para mantener las reservas internacionales en un nivel alto.
Inmediatamente después de las elecciones, el gobierno de la presidenta Cristina Kirchner limitó la compra de dólares por personas físicas, al crear una licencia especial de la Afip. También determinó la repatriación de divisas para las mineras y compañías de seguro.
A pesar de que las principales restricciones entraron en vigor este mes, el saldo comercial argentino reaccionó en enero. El superávit fue de u$s 550 millones, contra u$s 513 millones de enero de 2011. Exportaciones e importaciones crecieron por encima de 10%. Pero ese nivel de superávit no es suficiente para que cierren las cuentas externas del país.