Brasil entró en un proceso de desindustrialización precoz y de distanciamiento en relación a las economías avanzadas, sobre todo las que actualmente están en la frontera del desarrollo tecnológico, según un estudio de los economistas André Nassif, del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social y de la Universidad Federal Fluminense, Carmen Feijó, de la UFF, y Eliane Araújo, de la Universidad Estadual de Maingá.
La baja de participación de la industria de productos elaborados en el Producto Bruto Interno (PBI), la suba del déficit comercial en los sectores más intensivos en tecnología y el aumento de la distancia de productividad del trabajo en la industria brasileña en relación a la estadounidense apunta en esa dirección, dijeron.
Según los economistas, otro problema es que las importaciones exhiben una elasticidad-renta mucho mayor que las exportaciones. Es decir, el aumento de 1% del PBI brasileño provoca una suba mucho más fuerte de las compras al exterior -de 3,36% entre 1999 y 2010- que el efecto del avance de 1% del PBI global sobre las exportaciones -de 1,33% en el mismo período. Eso indica que Brasil tiene restricciones externas al crecimiento en el largo plazo, dijo Nassif.
Sin embargo, los autores creen que esa situación puede revertirse, aunque es necesario reaccionar rápido. Es importante coordinar políticas de largo plazo -industriales, tecnológicas, de educación y de infraestructura- con políticas macroeconómicas de corto plazo en los frentes monetarios, fiscal y cambiario.
Uno de los pilares del estudio son las ideas de Nicholas Kaldor (1908-1986), profesor de la Universidad de Cambridge, en el Reino Unido, acerca de la importancia del sector de productos elaborados.
Por operar en condiciones de economías de escala, el sector como un todo tiene mayor capacidad de diseminar sus ganancias de productividad para toda la economía, lo que genera la preocupación con un eventual proceso de desindustrialización precoz. La reducción de la proporción de industria de productos elaborados en el valor adicionado en la economía confirmaría ese proceso. Esa participación cayó de 31,3% en 1980 a 17,2% en 2000, alcanzando 14,6% el año pasado.
Para no limitarse a ese indicador, los autores analizan también la evolución de participación de cada sector de actividad en el empleo en Brasil. Entre 2000 y 2009, la franja de la industria de elaborados en el total pasó de 12% a 12,7%, después de alcanzar un 12,8% en 2005 y 2007, un desempeño que no avalaría la tendencia de desindustrialización.
Otro punto a analizar es el comportamiento del empleo de la propia industria manufacturera de acuerdo con los sectores por intensidad tecnológica. En ese caso, el escenario también es negativo.