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En cada hogar hay un aparato que, aunque parece inofensivo, dispara el gasto eléctrico de manera sorprendente. Se trata del horno eléctrico, un aliado en la cocina que puede consumir tanta energía como decenas de refrigeradores funcionando al mismo tiempo.

Lo que muchos desconocen es que, además del gasto evidente durante su uso, algunos modelos siguen demandando electricidad incluso cuando parecen apagados. Esto ocurre por las funciones en modo de espera, como relojes o luces de control, que permanecen activos de manera constante.

Información importante: este es el electrodoméstico que gasta 65 veces más energía que los demás

Los especialistas explican que un horno eléctrico típico requiere entre 2.000 y 5.000 watts cada vez que se utiliza. Ese nivel de potencia significa que en un mes de uso habitual puede alcanzar entre 40 y 90 kWh, una cifra que impacta directamente en la factura de electricidad.

A diferencia de un refrigerador, que funciona de manera continua con un consumo más moderado, el horno alcanza picos de energía mucho más altos. Esto explica por qué su funcionamiento en determinadas condiciones se equipara a mantener 65 neveras encendidas al mismo tiempo.

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El problema se agrava en los hogares donde se lo utiliza con frecuencia y por largos periodos, lo que lo convierte en uno de los electrodomésticos más costosos de operar.

¿Cómo reducir el gasto eléctrico?

A pesar de su alto consumo, existen prácticas sencillas que permiten minimizar el impacto del horno en la factura. Una de ellas es organizar mejor las comidas para aprovechar al máximo el precalentamiento, horneando varios platos de una sola vez.

Otra medida útil es apagar el horno unos minutos antes de terminar la cocción, dejando que el calor residual complete el proceso. También se recomienda evitar abrir la puerta constantemente y, si es posible, desconectarlo del tomacorriente cuando no esté en uso para evitar el gasto silencioso del modo de espera.