El reciente cierre del gobierno de Estados Unidos ha comenzado a impactar en el sistema aéreo nacional, generando retrasos generalizados en los vuelos debido a la escasez de controladores de tráfico aéreo.
Con gran parte del personal trabajando sin salario o en número reducido, los aeropuertos del país experimentan demoras crecientes y cancelaciones, especialmente en los principales centros de conexión como Nueva York, Atlanta y Dallas.
Esta situación refleja cómo el cierre federal no solo afecta a las instituciones administrativas, sino también a sectores críticos para la seguridad y la logística nacional, poniendo en evidencia la fragilidad de la infraestructura aérea estadounidense ante crisis presupuestarias prolongadas.
Atención viajeros: caos en los aeropuertos y más de 7.000 vuelos demorados en apenas dos días
La Administración Federal de Aviación de los Estados Unidos (FAA) calcula que hay 13.000 controladores de tránsito aéreo y unos 50.000 empleados de la Administración de Seguridad en el Transporte (TSA) que desempeñan labores esenciales y no pueden suspender tareas, a pesar de no recibir salario hasta que se restablezcan los fondos por el cierre del gobierno.
De acuerdo a FlightAware, más de 4.000 vuelos sufrieron demoras el lunes. En Denver, el 29% de las llegadas registró retraso; en Newark, la cifra alcanzó el 19%, y en Las Vegas fue del 15%. En Hollywood Burbank, el 23% de los vuelos de salida fue demorado, con un promedio de dos horas y media de retraso.
En el día de ayer, el sitio web de seguimiento de vuelos FlightAware informó que más de 3.000 vuelos en Estados Unidos sufrieron retrasos, incluyendo 225 en Nashville, lo que representa el 20% de sus vuelos, y más de 570 en Chicago O'Hare, superando el 20% de sus operaciones.
¿Seguirán saliendo vuelos demorados en los aeropuertos?
Es bastante probable que las demoras en los aeropuertos de Estados Unidos continúen, al menos mientras persista el cierre del gobierno, por varios motivos:
Los controladores de tráfico aéreo son considerados trabajadores esenciales y deben seguir operando sin recibir salario, lo que ha generado ausencias justificadas por razones económicas, agotamiento o problemas de personal.
La reducción de personal obliga al FAA a limitar la cantidad de despegues y aterrizajes para no sobrecargar el sistema, lo que deteriora la eficiencia operativa.
En algunos aeropuertos ya se han reportado demora en despegues, comunicaciones con torres reducidas o manejo remoto, lo que introduce fricciones adicionales en el sistema.
Si el cierre se prolonga, la fatiga del personal, aumento del ausentismo y falta de mantenimiento programado podrían agravar la situación, haciendo que incluso aeropuertos más pequeños empiecen a sentir el impacto más fuerte.