En pleno 2025, la crisis climática ya no es una amenaza futura, sino una realidad que empuja a miles de personas a abandonar su tierra natal. En el corazón del Pacífico Sur, el pequeño país insular de Tuvalu está siendo literalmente tragado por el mar.
Frente a este escenario, Australia lanzó una medida sin precedentes: una visa humanitaria climática, la primera en su tipo, que ofrece residencia permanente a ciudadanos desplazados por el avance del océano.
La visa climática que marca un antes y un después
El 16 de junio de 2024, entró en vigor el programa Falepili Mobility Pathway, un acuerdo bilateral que permite a ciudadanos de Tuvalu instalarse legalmente en Australia.
El cupo inicial es limitado: solo 280 personas podrán acceder al visado cada año. A pesar de ello, la demanda fue abrumadora: en pocas semanas, más de 4.000 tuvaluanos presentaron su solicitud.
Quienes obtengan esta visa climática de Australia tendrán derecho a residencia permanente, atención médica pública, acceso a la educación y posibilidad de trabajar legalmente. Lo más llamativo: no se requiere una oferta laboral previa ni vínculos familiares en el país.
Tuvalu: un país al borde de la desaparición
Con apenas 10.000 habitantes y un punto más alto que no supera los 4,6 metros sobre el nivel del mar, Tuvalu es uno de los territorios más amenazados por el aumento del nivel del mar.
Las inundaciones ya son constantes, el agua potable escasea y la erosión costera consume hectáreas cada año. Los científicos advierten que, si las emisiones globales no disminuyen, gran parte del país quedará completamente sumergido para 2050.
Ante esta situación, el Gobierno tuvaluano no solo ha buscado acuerdos de migración segura, sino que también trabaja en una estrategia innovadora: la digitalización del Estado. El plan contempla crear una versión virtual del país, preservar su cultura, instituciones y soberanía en línea, y garantizar su existencia más allá del territorio físico.
Australia reconoce la "soberanía digital" de Tuvalu
El acuerdo firmado entre ambos países no solo garantiza movilidad para los afectados, sino que también reconoce formalmente la idea de una nación digital. De esta forma, Tuvalu conservará su estatus como Estado independiente, aun si su suelo desaparece bajo el mar.
Esta medida representa un hito en el derecho internacional y podría sentar un precedente para otras islas en riesgo.
Alerta cambio climático: aumentan los casos de refugiados "invisibles"
El caso de Tuvalu pone en el centro del debate a los refugiados climáticos, un grupo humano cada vez más numeroso, pero sin reconocimiento legal internacional. Según el IDMC, más de 32 millones de desplazamientos ocurrieron en 2022 debido a desastres naturales, el 98% de ellos relacionados con el clima.
Sin embargo, la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951 no contempla a quienes huyen de inundaciones, sequías o huracanes. Por eso, desde la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) se promueve el uso del término "migrantes climáticos", una definición más flexible, aunque aún sin fuerza legal vinculante.