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Finalmente, solo cinco empresas están realmente en carrera para quedarse con Vicentin. La semana pasada la Justicia santafesina había solicitado un depósito de alrededor de u$s 1 millón por cada compañía que quisiera participar el proceso de salvataje. Entonces, aunque fueron 11 las firmas que se anotaron para participar del cramdown, solo cinco de ellas hicieron el depósito de garantía y dos gigantes se aliaron para competir.
Aquellos fondos se depositarán en la cuenta judicial y una parte del total (25%) se utilizará para cubrir gastos de justicia y publicación de edictos. La Justicia aseguró que devolverá el restante 75% a quienes no resulten adjudicatarios de alguno de los activos de Vicentin.
De esta manera, la lista final de candidatos que podrán presentar propuestas de salvataje para la concursada quedó conformada por Bunge, Grassi -en representación de Commodities-, Unión Agrícola Avellaneda y la alianza de Molinos Agro y LDC (Louis Dreyfus Company), ya que se presentaron de manera conjunta.
Según pudo saber este medio, la asociación de estas empresas regirá sólo para este caso. La firma agroindustrial de la familia Perez Companc fue una de las primeras empresas en anotarse en este proceso. Es que Molinos Agro había sido integrado originalmente el grupo de potenciales inversores en Vicentin, hoy compuesto por Bunge, Viterra y ACA. Pero se retiró cuando el concurso empezó a complicarse, tanto en su propio trámite como con las causas penales paralelas que se abrieron en la Justicia.
Ante la pregunta de El Cronista, la firma de Perez Companc confirmó haberse anotado junto a LDC en el listado para la compra de acciones de la compañía, aunque hasta el momento no hay una precisión acerca de la cantidad de acciones a adquirir.
Tanto Molinos Agro como LDC proporcionaron granos para su tratamiento en las plantas de Vicentin. Esto, en la industria, se conoce como contratos a fasón, que es actualmente la única forma en la que Vicentin puede mantener su actividad hasta fin de año.
Las firmas que se bajaron de la pelea fueron Atilio Marotte, Yabitel, Barbero Cereales y Bioenergías Agropecuarias.
En tanto, tres de las mayores multinacionales agroexportadoras decidieron no participar del proceso de salvataje. La primera es Cargill, que, si bien había cerrado contratos de fasón para contribuir a la reactivación de la compañía, no se inscribió en el cramdown. Tampoco participaron la china Cofco y la americana ADM (Archer Daniels Midland).
Cómo sigue el proceso judicial de Vicentin
El próximo paso en el proceso de salvataje es la presentación del informe por parte del evaluador designado, cuyo plazo vence el 29 de agosto. A partir de ese dictamen, el juez deberá habilitar la etapa de adhesiones, en la que los acreedores decidirán si avalan alguna de las propuestas presentadas.
Para que un candidato sea finalmente aceptado, no solo deberá cumplir con los requisitos legales y formales, sino también obtener el respaldo de al menos el 50% de los acreedores, que representen el 65% del pasivo total de la empresa en concurso. La conducción original perdió la exclusividad para definir el futuro de la firma luego de que la Justicia provincial rechazara su acuerdo preventivo por considerarlo abusivo e ilegal.
Actualmente, Vicentin tiene cuatro plantas. Dos -Ricardone y Avellaneda- están activas, procesando fasón con contratos hasta fin de año, mientras que, una de las restantes es uno de los activos más interesantes por los que pelean las oferentes.
Renova es una compañía estratégica en el negocio agroindustrial, dedicada a la producción y comercialización de biodiésel, glicerina y aceites refinados. En sus orígenes, estuvo integrada por Vicentin, Oleaginosa Moreno -filial de Glencore, luego Viterra- y Molinos Río de la Plata.
Tras el default de Vicentin en 2019, la empresa cedió un 16% de su participación en Renova a Viterra como parte de un intento por saldar deudas y evitar la apertura del concurso preventivo. Sin embargo, el conflicto no se resolvió y actualmente Vicentin conserva un 33% del capital.
Con la adquisición de Viterra por parte de Bunge en septiembre de 2024 -fusión ya confirmada-, el 66% de Renova quedó en manos del gigante global del agronegocio. La firma cuenta con plantas de biodiésel y glicerina en San Lorenzo, molienda de soja en Timbúes y molienda de girasol y soja en Quequén.
"El interés de Bunge y Viterra no solo pasa por las plantas de Vicentin, sino también por Renova, que, en términos de capacidad de procesamiento, es la más grande del mundo", señalaron fuentes cercanas a la empresa concursada.