La educación financiera es una deuda pendiente en la Argentina. En un contexto de discusiones económicas cada vez más complejas, la falta de conocimientos básicos en la materia no solo limita la inclusión social, sino que además abre la puerta a que se manipule la información en el debate público.
"El principal aspecto que permite lograr la inclusión financiera es la estabilidad", sostuvo José Dapena, director del Departamento de Finanzas de Ucema. Según explicó, para que alguien sin recursos pueda desarrollarse, necesita acceder a un mercado de capitales o créditos que le permita financiar un proyecto, capacitarse o emprender. "El crédito no es algo malo, es bueno. Es una especie de puente que permite llegar a algún punto que de otra manera no hubiera pasado", remarcó.
El economista señaló que, cuando no existe un sistema formal desarrollado, quienes ya cuentan con dinero tienen la posibilidad de multiplicarlo, mientras que aquellos que no lo tienen, quedan marginados. "Al igual que en el empleo, el crédito encuentra su manera, pero de una forma no eficiente. No es que no se emplea gente sin leyes laborales; sino que hay empleo informal, como hay créditos informales", agregó.
En definitiva, reflexionó que quienes no acceden al sistema financiero formal terminan recurriendo a opciones informales, muchas veces con altos costos.
Mejorar el debate
En el Congreso también se ven las falencias en esta área. El diputado nacional Martín Tetaz recordó que impulsó un proyecto de ley para crear espacios de formación financiera obligatoria para empleados públicos. "Por lo menos diputados y funcionarios públicos en general tendrían formación financiera. El problema es que necesitamos que sea algo que viene desde la escuela", afirmó.
En la ciudad de Buenos Aires, explicó, se logró incorporar 18 horas de educación financiera en quinto año de secundaria. "Es bienvenido, pero no alcanza. Estos temas tendrían que ser transversales a todo", planteó.
La falta de comprensión se reflejó incluso en los debates parlamentarios. "Durante las últimas semanas, el público general e incluso algunos diputados tenían dificultades para entender un proceso de roll-over. Hasta hace poco, un senador no pudo leer un número, que rondaba los 12 mil millones", señaló Tetaz.
En su visión, esta brecha es aprovechada por el poder político. "La discusión política se aprovecha de la baja educación financiera. Se dio una discusión este año respecto a la nominalidad de la economía. El Gobierno insistía en que el Congreso respondiera de dónde podría salir el dinero, cuando la recaudación también crece por la nominalidad", recordó.