Cuenta la Biblia que los tres Reyes Magos fueron guiados por la estrella de Belén hasta el pesebre donde la Virgen María dio a luz al Niño Jesús, quien fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo. La mansión de estos tres poderosos reyes del oriente era llevarle las ofrendas al Mesías, el elegido por Dios para salvar a la humanidad de los pecados cometidos.
La tradición mexicana, en el México posterior a la conquista española, indica que el 6 de enero, Día de los Reyes Magos, se celebra la llegada de los tres Reyes Magos con la Rosca de Reyes.
Tanto en México como en otros países, el 6 de Reyes es tan importante o inclusive más celebrado, que la propia Navidad. La noche del 6 de enero llena de alegría a la familia, y en especial a los más chicos quienes esperan los regalos de los Reyes Magos.
Muchos niños le escriben también cartas a los tres Reyes Magos y esperan con alegría su llegada para recibir los presentes y comer la Rosca de Reyes con una buena taza de chocolate caliente.
La celebración del 6 de enero en México
México, uno de los países con más católicos practicantes en el mundo, celebra desde el Virreinato la llegada de los Reyes Magos con la Rosca de Reyes.
"Durante esa época aquél que encontraba al muñequito debía vestir al niño Jesús y presentarlo en la Iglesia el 2 de febrero que es Día de la Candelaria, además de hacer una fiesta con tamales y atole", informa el Gobierno de México.
¿Qué simboliza la Rosca de Reyes?
La forma redonda de la Rosca de Reyes está vinculada con el amor eterno de Dios, el cual no tiene ni principio ni fin. Los frutos secos con los que están hechas las clásicas Roscas de Reyes simbolizan "las distracciones que impiden al ser humano encontrar a Jesús", informa el sitio oficial del Estado de México.
Los muñequitos que esconden dentro de la Rosca de Reyes hacen referencia al símbolo de la búsqueda del Niño Jesús, algo que hicieron los Reyes Magos: Melchor, Gaspar y Baltasar, cuando se enteraron de su nacimiento y de la persecución por parte del rey Herodes, quien mandó a matar al hijo de Dios por considerarlo un peligro para su reinado.