La lectura de la Biblia de este miércoles 17 de julio
Lectura del libro de Isaías
Is 10, 5-7. 13-16
Esto dice el Señor: ¡Ay Asiria, bastón de mi ira, vara que mi furor maneja! Contra una nación impía voy a guiarte, contra un pueblo que experimenta mi cólera voy a mandarte, para que lo saquees y lo despojes y lo pisotees como el lodo de las calles. Pero Asiria no lo piensa así ni son éstos sus planes; su intención es arrasar y exterminar numerosas naciones, pues dice:
"Con el poder de mi mano lo hice y con mi sabiduría, porque soy inteligente; he borrado las fronteras de los pueblos, he saqueado sus tesoros y, como un gigante, he derribado a sus jefes. Como un nido al alcance de mi mano alcancé la riqueza de los pueblos y como se recogen los huevos abandonados, así cogí yo toda la tierra y no hubo quien aleteara ni abriera el pico ni piara".
Pero el Señor dice: ¿Acaso presume el hacha frente al que corta con ella? ¿O la sierra se tiene por más grande que aquel que la maneja? Como si la vara pudiera mover al que la levanta y el bastón pudiera levantar a quien no es de madera. Por eso, el Señor de los ejércitos hará enflaquecer a los bien alimentados y le prenderá fuego a su lujo, como se enciende la leña".
El capítulo de la Biblia para el miércoles 17 de julio
Lectura del santo evangelio según san Mateo
Mt 11, 25-27
En aquel tiempo, Jesús exclamó: "¡Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y las has revelado a la gente sencilla! Gracias, Padre, porque así te ha parecido bien. El Padre ha puesto todas las cosas en mis manos. Nadie conoce al Hijo sino el Padre y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar''.
La palabra del papa Francisco para el miércoles 17 de julio
El papa Francisco interpreta que Jesús alaba al Padre porque favorece a los pequeños. En su experiencia al predicar en los pueblos, los sabios y los inteligentes se mantienen desconfiados y cerrados, mientras que los pequeños se abren y acogen el mensaje. Esto demuestra la voluntad del Padre y Jesús se alegra por ello.
Además, también destaca que la oración de Jesús alabando al Padre nos invita a juzgar de manera diferente nuestras derrotas personales y las situaciones en las que no vemos la presencia y acción de Dios. Aunque parezca que el mal prevalece y no hay forma de detenerlo, Jesús nos enseña a alabar en lugar de pedir explicaciones.
A través de la alabanza, podemos encontrar un panorama nuevo y un horizonte más abierto. El papa Francisco compara la alabanza con respirar oxígeno puro, ya que purifica el alma y nos permite mirar más allá de las dificultades. Aunque atravesemos momentos oscuros y difíciles, la alabanza nos ayuda a no quedarnos encerrados en ellos. Es a través de los caminos difíciles y fatigosos que se puede llegar a ver un horizonte más amplio.
"Alabar es como respirar oxígeno puro: te purifica el alma, te hace mirar a lo lejos, no te deja encerrado en el momento difícil y oscuro de las dificultades", concluyó.