Aunque la célula humana fue observada por primera vez hace más de tres siglos, su complejidad sigue revelando secretos. Investigadores de la Universidad de Virginia, en colaboración con los Institutos Nacionales de Salud (NIH, por sus siglas en inglés), identificaron una estructura desconocida hasta ahora: el hemifusoma.
Este organelo minúsculo, envuelto por una membrana, actúa como una suerte de planta de reciclaje.
Su función específica aún se está investigando, pero los científicos creen que podría desempeñar un papel crucial en el tratamiento de enfermedades de origen genético. El descubrimiento fue publicado recientemente en la revista Nature Communications.
Un nuevo componente celular sorprende a la ciencia: el hemifusoma
"Es como encontrar un centro de reciclaje oculto dentro de la célula humana", explicó Seham Ebrahim, biofísica de la Universidad de Virginia, hablando del hemifusoma, una estructura recientemente identificada que podría tener un rol clave en el manejo del material celular.
Este organelo, encerrado por una membrana y de vida breve, parece participar en la manera en que las células empaquetan, procesan y redistribuyen sus componentes. Su mal funcionamiento, según los expertos, podría estar vinculado con enfermedades complejas que afectan múltiples sistemas del cuerpo.
La razón por la cual el hemifusoma no había sido detectado antes radica en su aparición transitoria: solo se forma cuando es necesario.
Sin embargo, gracias a los avances en la tomografía con crio-electrones -una tecnología que permite congelar células y obtener imágenes tridimensionales con una resolución casi atómica-, los investigadores lograron observar esta esquiva estructura en acción.
Una dársena microscópica fundamental para el transporte celular
De acuerdo con el equipo científico, los hemifusomas tendrían un papel importante en la formación de vesículas, pequeños sacos que transportan sustancia dentro de la célula. Incluso podrían contribuir a la creación de organelos más complejos formados por múltiples vesículas.
No obstante, los estudios preliminares indican que esta estructura no interviene en la endocitosis, el mecanismo tradicional por el cual las células incorporan material del exterior.
"Las vesículas funcionan como camiones de reparto dentro de la célula humana", ilustró Seham Ebrahim. "Y el hemifusoma sería como el muelle donde se conectan para intercambiar la carga. Es una fase del proceso que no conocíamos hasta ahora".
Pese a su corta duración, los hemifusomas son más comunes de lo que se pensaba, especialmente en regiones cercanas a la membrana celular. Aun así, la ciencia todavía no comprende del todo cómo se forman ni qué desencadena su desaparición.
Los próximos pasos apuntan a esclarecer su función en células sanas y su posible relación con enfermedades genéticas, especialmente aquellas derivadas de fallos en la gestión interna de materiales.
Terapias basadas en el hemifusoma: qué enfermedades genéticas se podrían tratar
El reciente descubrimiento del hemifusoma abre la puerta a nuevas posibilidades en el desarrollo de terapias para enfermedades genéticas.
Al entender mejor cómo este organelo participa en el reciclaje y la gestión interna de materiales celulares, los científicos podrían diseñar tratamientos que corrijan o compensen disfunciones asociadas a su mal funcionamiento.
Por ejemplo, las terapias génicas podrían dirigirse a restaurar la formación adecuada del hemifusoma o a aumentar su estabilidad temporal, evitando de esta manera la acumulación tóxica de desechos celulares.
Un caso específico sería la enfermedad de Gaucher, donde corregir la función del hemifusoma ayudaría a mejorar la degradación de lípidos acumulados.
Además, fármacos diseñados para modular la actividad del hemifusoma podrían optimizar el reciclaje intracelular, lo cual sería especialmente beneficioso en enfermedades multisistémicas como la enfermedad de Alzheimer, donde la eliminación eficiente de proteínas mal plegadas es fundamental para frenar el daño neuronal.
También, este enfoque podría aplicarse en patologías metabólicas como la diabetes tipo 2, mejorando la homeostasis celular a través de un reciclaje más efectivo.