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Vincent Willem Van Gogh es uno de los grandes revolucionarios del arte, y por esto sus pinturas fueron altamente estudiados. En el lienzo se ven mercadas las crisis emocionales, estrechez económica y salud complicada.
En cada pintura sobresale un detalle claro: el amarillo. Este color inunda cada obra y está profundamente involucrado con las emociones y secretos que guardaba Van Gogh.
Por qué el amarillo se volvió el protagonista
Van Gogh tiene pinturas muy famosas, como Los girasoles, La casa amarilla, La terraza de café por la noche y La avenida de los Alyscamps, todas ellas con la notable presencia del amarillo como protagonista.
Este es un color que transmite calidez, luz y vitalidad, pero, tras un profundo análisis psicológico, los especialistas explicaron que se trataba de un manotazo ahogado para expresar esperanza en un estado profundo de confusión y tristeza.
El amarillo como un resultado de su enfermedad
Debido a sus episodios maniacodepresivos y convulsiones, Van Gogh debía medicarse. Pero, en aquel entonces, la medicación que tomaba tenía profundos efectos adversos y producía un trastorno visual que le hacía percibir los objetos con un tinte amarillento.
Es por esto que se sugiere que la elección cromática no fue únicamente estética, sino que también podría ser el resultado de una condición fisiológica.
La interpretación psicológica de Van Gogh
Para la psicología, Van Gogh volcó su estado emocional por completo en su expresión artística. El amarillo no aparece por casualidad, es parte de un lenguaje simbólico que muestra esperanza, ansiedad, búsqueda de consuelo y lucha contra la locura.
El contraste del amarillo con el azul es frecuente en sus paisajes, mostrando la oscilación emocional que atravesaba Van Gogh, de la esperanza a la tristeza rápidamente.