Este nuevo 2 de abril nos encuentra en una cierta parálisis en lo que debiera ser nuestro camino hacia la recuperación de la soberanía sobre las Islas Malvinas. Y tiene que ver con la falta de una política integral cuando de discutir soberanía se trata. En este sentido no se puede dar una disputa por la soberanía en las Malvinas si no se pone límite por ejemplo a la extranjerización de nuestro proceso económico; y se permite incluso que empresas británicas como la British Petroleum mantengan control sobre el principal yacimiento petrolero del país hasta el año 2047. Y tampoco hay integridad sino se coloca la reivindicación de Malvinas en el centro de la integración latinoamericana con el objetivo que el continente discuta la recuperación de estas Islas, su proyección antártica y el control sobre los importantes recursos naturales que sobre esa zona del mundo se encuentran. No hay soberanía sobre las Islas si no hay soberanía sobre la dinámica económica de nuestro país.