La inauguración de la escollera sur de Puerto Quequén vino con premio. En el mismo acto, el ministro de Planificación Julio de Vido anunció la pronta concreción de otras tres obras fundamentales para la estación marítima.

Se trata de la extracción de casos hundidos, la posibilidad de acortar la escollera norte en 70 metros y el dragado de los canales de acceso interno y externo a 45 pies. Y todo esto se hará con fondos de la Nación.

Estas obras, que demandarán una inversión de entre u$s 10 y 12 millones, estaban en la carpeta de trabajo del subsecretario de Puertos y Vías Navegables Ricardo Luján a partir de las gestiones realizadas por el titular del Consorcio de Gestión Puerto Quequén, Mario Goicoechea.

En el acceso al puerto se encuentran los restos de los cascos del buque Chaco, hundido en 1953; Eleni que varó y se hundió en 1946; y Mariongas Goulandris, que varó en 1934.

Por su parte, al acortar la escollera Norte en unos 70 metros se mejorará el canal de acceso exterior que logrará un ancho de solera constante de 160 metros, contra los 120 metros actuales. Esto mejoraría las condiciones de seguridad en que se realiza el giro de buques en el antepuerto.

La tercera obra prioritaria, el dragado de profundización y ensanche del canal de acceso exterior y canal de acceso interior, permitirá una profundidad de 45 pies, con la consiguiente mejora en las operaciones portuarias. De hecho asegurará la salida de buques graneleros de gran porte cargados con 40 pies de calado con alturas de olas significativas, mayores a las permitidas anteriormente por la Prefectura, aún en condiciones desfavorables del tiempo. Para tal fin, habrá que extraer tosca dura, que deberá llevarse a partir de una draga cortadora de alta potencia.

Obra vital

La remodelación y prolongación de la escollera sur permitirá tener operativa a la estación portuaria casi todo el año y posibilitará el ingreso de buques de gran calado.

Los trabajos demandaron una inversión de $ 92 millones y fueron financiados por la Nación y la Provincia a través de créditos del Banco Interamericano de Desa-rrollo (BID) y fondos del Tesoro nacional y rentas generales.

Con esta obra se reducirá en más de un 80% la cantidad de días de cierre del puerto y garantizará su operatividad durante casi todo el año, con menos costos, aumento en la seguridad náutica e incremento en el tráfico de buques.

En 2000, por ejemplo, el intenso oleaje obligó a cerrar la entrada de buques al puerto durante 130 días.

El emprendimiento representará también una disminución de los costos en la cadena agro-exportadora. Se registrará una reducción significativa en los tiempos de espera de los camiones de transporte de granos en rada y en puerto.

Luego de cada temporal había que rehacer lo que las marejadas destruían y continuar con un nuevo avance, una nueva defensa para esperar el siguiente evento.

Las más de 700.000 toneladas de roca necesarias para la obra se trasladaron desde canteras ubicadas en las localidades de Napaleofú y Tandil, distantes a 120 y 180 kilómetros, respectivamente.