En 1875 el PBI per capita de Argentina era equivalente a 35% del de Australia, mientras que entre 1900 y 1929 prácticamente se igualaron. En la actualidad la diferencia se ubica donde estaba en 1875, es decir, Argentina lleva 130 años sin mostrar un proceso de convergencia. Además, desde principios de los ‘70, los PBI de Australia y Argentina crecieron 50% y 150% respectivamente. Y mientras el primero disminuyó en cuatro oportunidades y de manera relativamente leve, el de Argentina cayó 14 veces.
¿Que hizo Australia para que le fuera tan bien? Sobresalen tres hechos.
Primero, su búsqueda incesante por tener una población altamente educada que se refleja no solo al interior del país sino también, en los flujos de inmigración que controla estrictamente.
En términos de políticas económicas se destacan dos grupos: las reformas fiscales-cambiarias, y las reformas comerciales. Respecto a las primeras, a principios de los ‘80 Australia implementó una importante reforma fiscal y flotó su moneda y desde entonces sus ciclos económicos se han atenuado. Argentina por su parte y en contra de la tendencia mundial, sigue apegada a tipos de cambio fijo o semifijo, y continua con un esquema fiscal anti-federal que genera serias tensiones sociales que son causa y consecuencia de esta larga tradición macroeconómica inestable.
En términos de políticas comerciales se destacan tres diferencias:
n los niveles de protección otorgados por Australia a las industrias protegidas fueron siempre menores que en Argentina;
n mientras que por décadas nosotros hemos implementado barreras sobre las exportaciones agropecuarias, Australia compensó con subsidios a este sector la discriminación que está implícita en la protección industrial y,
n desde mediados de los 80 este país implementó de manera paulatina pero sostenida un proceso de liberalización comercial y en la actualidad mantiene un esquema cercano al libre comercio: junto con Nueva Zelandia es de los países mas abiertos de la OECD. Por el contrario, en Argentina, el debate sobre este tema continua y en la actualidad la posición del Gobierno es: "cuanto mas imposición sobre el campo y mayor protección a la industria, tanto mejor . Como se sabe, estas políticas nos hacen mucho daño y además tensan las relaciones con nuestros socios.
n La tercera característica de Australia es su solidez institucional y el objetivo de sus sucesivos gobiernos por mantener este esquema de políticas sociales y económicas que tan buenos resultados le ha dado. Cabe destacar por ejemplo que en el área de política comercial no hay una sola medida de protección que pueda ser aprobada sin pasar por el tamiz de la Tariff Comisión uno de cuyos principios rectores es la defensa de los consumidores. En Argentina en cambio, estos intereses no pesan y el Gobierno implementa de manera entusiasta medidas proteccionistas como las licencias y el reciente aumento de protección a la industria electrónica sin importarle que pasa con los precios y los consumidores.
Hace ya mucho que Australia supero la antinomia industria-agro hasta un punto en que en la actualidad puede ser caracterizado como un productor eficiente de muchos servicios. Sus universidades de excelencia son polo de atracción y entre otras cosas, se ha convertido en un importante exportador de servicios educativos.
Mientras tanto en Argentina los políticos compiten frente a las cámaras para que la ciudadanía determine quienes harían el mejor trabajo en disminuir la inseguridad; en mejorar el acceso a la educación y a la salud; en disminuir el precio de los alimentos; en combatir el tráfico de drogas y personas, etc., etc. Son todas muy buenas intenciones pero la verdad es que ya no hay recursos suficientes. Hace décadas que la economía dejó de producir lo necesario para enfrentar estos desafíos y salvo que se desmantelen las políticas que mantienen la economía en relativa decadencia, las promesas electorales seguirán siendo en vano.
Desde 1930, Argentina aparece como una sociedad que no puede aprender ni de sus propios errores, ni de las buenas y malas políticas de otros países: su cabeza está en blanco como la de alguien que ha consumido mucha droga.