Los analistas consideran que la fusión de JP Morgan Chase y Bank One es otro episodio en la tendencia hacia la consolidación que vive el sector bancario en Estados Unidos.

En octubre, Bank of America anunció la compra de Fleet-Boston y no vaciló en pagar 48.000 millones de dólares, lo que supuso una prima nada menos que del 43% respecto la cotización de la entidad adquirida el día anterior al anuncio de la operación.

Los expertos dan por hecho que la operación anunciada el pasado miércoles no será la última.

Muchos bancos regionales fueron puestos discretamente en venta, con la esperanza de resultar atractivos a las grandes entidades. De hecho, sólo el año pasado se anunciaron 15 operaciones entre bancos comerciales, por un importe de 66.000 millones de dólares, según Thomson Financial. La prima media pagada en fusiones bancarias de más de mil millones de dólares fue del 21%,según Dealogic.

Tras la compra de Bank One y la desaparición de uno de los mejores candidatos a ser adquiridos, los analistas han actualizado sus quinielas.

Como posibles objetivos señalan entidades como Comerica, Key Corp, US Bancorp, SunTrust Banks, National City, Sovereign Bancorp, Union Planters o SouthTrust, todos ellos bancos regionales y sin más miras que las de sus reducidas áreas de influencia.

Como posibles compradores, Citigroup, que ha hecho de las adquisiciones su estrategia de crecimiento, sigue siendo el depredador favorito de los analistas.

Las entidades medianas cada vez lo tienen más difícil para competir con los tres gigantes, Citigroup, Bank of America y JP Morgan Chase, y el desfase en el sector aumenta. Una muestra. La fusión entre Wells Fargo y Wachovia, cuarto y quinto bancos por activos, respectivamente, haría lugar a una entidad equivalente en tamaño a la cuarta parte del nuevo JP Morgan Chase.

Otros datos refuerzan la concentración. Según el Comptroller of the Currency, uno de los reguladores bancarios de EE.UU., la proporción de activos invertidos en el negocio minorista en el balance de los diez mayores bancos era del 49% en 2003, frente al 27% de 1984. En este apartado se suele citar a Wachovia, que tiene unos activos de 388.800 millones de dólares.

Tampoco se descarta que las entidades extranjeras se animen a salir de compras por EE.UU. Aquí, las miradas se dirigen hacia Royal Bank of Scotland, socio de Banco Santander, cuya filial el Citizens Financial Group, es el mayor banco minorista de Nueva Inglaterra. El banco escocés ha hecho público su interés por expandir su presencia en EE.UU.

Las adquisiciones también podrían centrarse en entidades especialmente fuertes en algunos negocios, como, por ejemplo, el de tarjetas de crédito. Esta característica pone en el punto de mira a firmas como MBNA que, hasta ayer, era la segunda mayor emisora de tarjetas, por detrás de Citigroup. Ese puesto le ha sido arrebatado por el fusionada JP Morgan Chase.

Otras entidades con sólidos negocios en esta área son Capital One o Providian Financial.

La compra de Bank One por 58.000 millones de dólares crea el segundo mayor banco de EE.UU., con unos activos de 1,08 millones, por detrás de Citigroup y adelantando a Bank of America, que se hizo con el segundo puesto del podio el pasado octubre.

Los accionistas de Bank One recibirán por cada una de sus acciones 1,32 títulos de JP Morgan Chase, lo que supone una prima del 8% respecto a las cotizaciones de cierre medias de ambos bancos durante el último mes, o del 14% respecto al miércoles.

Asesores

Según fuentes conocedoras de la operación, ésta se empezó a gestar a mediados de 2003. JP Morgan Chase ha sido asesorado por JP Morgan Securities y Bank One por Lazard Frères. Gary Parr, el banquero de Lazard encargado de la operación, es un viejo conocido de Dimon, según fuentes de la entidad. El banco fusionado será un serio rival deCitigroup, pero sus primeros pasos no estarán exentos del rigor de toda fusión: deberá eliminar 10.000 de los 164.000 empleos que suman ambas entidades, con el fin de lograr unos ahorros de 2.200

millones en tres años.

James Dimon vuelve a Wall Street con honores

Desde que James Dimon tomó las riendas de Bank One y se trasladó a Chicago en marzo de 2000, ya muchos apostaban porque volvería a Nueva York, donde había compartido las mieles del éxito con su mentor, Sandy Weill, presidente de Citigroup. Tras haber sido su delfín durante años, Dimon, de 47 años, fue despedido por Weill poco después de la fusión de Citicorp y Travelers, en medio de una dura lucha de poder.

No tardó en volver a la escena bancaria, aunque fuese en Chicago. Su labor en Bank One le ha valido un amplio reconocimiento: en cuatro años, eliminó siete mil empleos, recortó drásticamente el dividendo y se deshizo de una gran parte de la morosidad. El resultado fue que el grupo ganó un 17% más en 2001 y un 14% más en 2002, después de ver su beneficio caer un 40% en 2000.

Dimon invirtió incluso 56.800 millones de dólares de su propia fortuna en Bank One, una inversión que le ha proporcionado interesantes frutos:en sus casi cuatro años de gestión, la cotización ha subido un 90%. Las conversaciones entre Dimon y William Harrison, el controvertido presidente de JP Morgan Chase, para una posible fusión se iniciaron el pasado noviembre. Ambos directivos mantenían ya una fluida relación y comían juntos siempre que Dimon estaba en Nueva York. Incluso desarrollaron un código secreto:“Park era JPMorgan, que tiene su sede en la neoyorquina Park Avenue, y “Clark , Bank One (basado en Clark Street, Chicago). Ahora, tendrán ocasión de colaborar estrechamente. Harrison, de 60 años, será consejero delegado del nuevo banco -y posteriormente presidente- hasta 2006, en que le sucederá Dimon, hasta entonces director general.